El Ajo (Allium sativum) es un vegetal extraordinario con infinidad de propiedades beneficiosas para el organismo, pero lo que mucha gente desconoce es su aplicación mágica y tradicional como “talismán protector”.
El ajo contiene sulfuro de alilo, entre otras sustancias, que es beneficioso para la digestión, si se usa adecuadamente. También, estimula el sistema nervioso, es antiséptico, se utiliza para paliar alergias, ayuda a combatir los parásitos intestinales, y se utiliza como antídoto de venenos. Quizá por todas estas cualidades tradicionalmente se le han atribuido poderes mágicos.
El ajo está considerado como el vegetal con mejores propiedades curativas y básicamente es el mejor antibiótico natural. Contiene sulfuro de alilo, entre otras sustancias, que es beneficioso para la digestión porque estimula la secrección de jugos digestivos. También, estimula el sistema nervioso, es antiséptico, se utiliza para paliar alergias, ayuda a combatir los parásitos intestinales, y se utiliza como antídoto de venenos. Depura los bronquios ayudando a recuperar la salud de los pulmones, y ayuda a eliminar la mucosidad. Reduce eficazmente la hipertensión (1 diente de ajo al día y una dieta baja en sal, carne y grasas previene y cura la hipertensión y mejora el sistema inmunológico), y previene problemas cardíacos. Quizá por todas estas cualidades tradicionalmente se le han atribuido poderes mágicos.
Desde la Edad Media, los ajos han sido utilizados para protegerse de hechizos, maleficios, brujerías, males de ojo, para realizar limpias, rituales... También se utilizaó contra la peste y el cólera.
En algunos lugares, era utilizado para atraer el amor y mejorar las experiencias sexuales, quizá por su poder estimulante del sistema nervioso y sensorial.
También para proteger a los niños, se les colocaba un diente de ajo en la cuna o debajo de su almohada, esto puede deberse a sus beneficios antisépticos, para alejar a los parásitos, o porque tradicionalmente también se creía que desarrollaba la inteligencia en los niños y adolescentes.
Por ejemplo, los marineros los llevaban en sus embarcaciones para protegerse de los naufragios, los soldados en la Edad Media para regresar sanos y salvos después de la batalla, en las casas colgaban ristras de ajos para que no entrase ningún mal y para evitar a las personas envidiosas, incluso las novias llevaban un ajo el día de su boda para que todo saliese bien en ese día tan especial. Para quitar el mal de ojo servía con llevar un diente de ajo en el bolsillo.