El aceite de coco, como su nombre indica, se extrae directamente de la pulpa del coco. Para conservar sus propiedades intectactas y su salubridad se debe prensar en frío porque el calor y los disolventes industriales estropean el valor nutricional del aceite de coco.
Es un aceite muy valorado y utilizado en el mundo de la gastronomía (galletas, bollería, salsas... ) y en la industria cosmética para la fabricación de jabones, cremas corporales, champús, mascarillas capilares y bronceadores, pero el aceite de coco que se utiliza en la industria cosmética y alimenticia suele ser refinado y por lo tanto de mala calidad.
El aceite de coco solidifica a baja temperatura por lo que en los meses fríos es normal que en vez de aceite dispongamos de manteca. Si queremos aplicarlo en líquido es recomendable derretirlo al baño maría o simplemente fortándolo entre las manos, ya que será calor suficiente para que vuelva a su forma líquida.
Actualmente, existe una gran controversia de si su consumo es beneficioso o no para nuestro organismo, las opiniones son altamente dispares desde los médicos que aseguran que es altamente perjudicial para la salud a otros que dicen que no es sólo bueno, sino que convierte el colesterol malo en colesterol bueno y ayuda a adelgazar, que es la opinión que más adeptos tiene en el mundo de la naturopatía por los resultados obtenidos en estudios recientes.
Mientras que se aclara el asunto nutritivo del aceite de coco, lo que sí se sabe de él es que contiene ácido laúrico, ácido que se encuentra también en la leche materna y que tonifica, protege y suaviza la piel. Al tener ácido laúrico el aceite de coco se convierte en uno de los principales componentes a la hora de confeccionar jabones líquidos, ya que permite crear más espuma rápidamente.
Se usa básicamente para el cuidado y belleza de la piel y el cabello. Está indicado su uso en cabellos secos y encrespados devolviendo su brillo natural y aportando la hidratación extra que necesitan. Hidrata y humedece la piel además de regenerarla y suavizarla, por lo que devuelve un aspecto más sano a aquellas pieles dañadas o excesivamente secas como la de la zona de los talones y los codos. Además su uso está indicado en pieles sensibles.
El aceite de coco es utilizado habitualmente como aceite base para mezclar con los aceites esenciales puros, para tratamientos de aromaterapia o quiromasaje. Recomendamos mezclar el aceite base de coco con aceite ylang ylang o de palo de rosa ya que la combinación de ambos perfumes es muy agradable, además de adquirir unas propiedades extraordinarias para nuestro organismo.
En Polinesia es tradicional hacer baños con aceite de coco para hidratar la piel y friegas en el cabello para suavizarlo. Para hidratar el cabello la mejor opción que hay es aplicarlo sobre el cabello mojado y/o húmedo y dejarlo durante media hora bien extendido en todo el cabello, después lavarlo con un champú adecuado para tu tipo de cabello. Para la hidratación de la piel la mejor opción es masajearla después de la ducha con la piel húmeda hasta su total absorción. A mucha gente no le gusta usar directamente los aceites sobre su piel o cabello por la sensación aceitosa que pueden dejar, en ese caso recomendamos mezclar unas gotas de aceite con tu crema corporal antes de aplicártela en la piel o en la cantidad de champú que vas a usar para lavarte el cabello.