Tiroides
La tiroides es una glándula endocrina situada delante de los primeros cartílagos de la tráquea, en el cuello. Está formada por dos lóbulos y su principal función es secretar dos hormonas: la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3), que tienen la peculiaridad única en el organismo de que están compuestas por Yodo, e intervienen en prácticamente todas las funciones orgánicas activándolas y manteniendo nuestro ritmo vital.
Hormonas T3 y T4
Las hormonas tiroideas son tiroixina (t4) y triyodotironina (t3). La cantidad de T4 ha de ser aproximadamente 50 veces superior a la de T3, aunque la hormona tiroidea realmente activa en nuestro organismo es la T3.
Funciones:
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¿Cómo regula el organismo la cantidad de hormonas tiroideas?
La hipófisis o pituitaria detecta constantemente la cantidad de hormonas tiroides que hay en sangre. Si no hay suficiente T4, produce y libera la hormona TSH, que estimula el tiroides. Por tanto, al subir el nivel habitual de TSH, el tiroides se activa (aumenta el tamaño y la capacidad secretora de las células tiroideas), capta más yodo (aumenta la actividad de la bomba del yodo) y produce más hormonas T3 y T4.
- TRH > Hormona liberadora de tirotropina, es segregada por el hipotálamo para estimular la producción de TSH o tirotropina.
- TSH > Hormona tirotropina, es segregada por la hipófiisis (o pituitaria) para estimular la tiroides.
Alteraciones tiroideas
Cuando alguna de estas funciones se ve alterada, surge el hipotiroidismo (insuficiente actividad tiroidea) o hipertiroidismo (hiperactividad tiroidea). Estas alteraciones pueden surgir por problemas en el sistema inmune, que “ataca” a las células de la tiroides, o bien por falta de yodo, ciertos tratamientos medicinales antidepresivos o enfermedades del hipotálamo o la pituitaria.
Los casos de hipotiroidismo clínico son tratados eficazmente con un medicamento común: levotiroxina (hormona T4 sintética). Una vez diagnosticado y comenzado el tratamiento, todos los síntomas del hipotiroidismo se corrigen rápidamente.
Yodo
No podemos vivir sin yodo, ya que es fundamental para que la tiroides pueda “fabricar” sus hormonas T4 y T3, pero el organismo no puede producirlo, por lo que ha de obtenerlo mediante la dieta.
Sobre todo encontramos yodo en las algas marinas, el pescado y el marisco. También en los huevos, el queso, la carne roja y la sal, y en mucha menor cantidad en vegetales como el centeno, la avena, el champiñón, las espinacas, las manzanas, la cebolla, el ajo, las espinacas y el brócoli.
La cantidad de yodo necesaria para el organismo es de 80 a 150 micro-gramos diarios y con una dieta variada no hay que tener preocupación por este problema, pero en el embarazo la necesidad de yodo es mayor, para que el feto pueda en su momento formar sus propias hormonas tiroideas y actualmente se recomienda que las embarazadas tomen un suplemento diario de 200 micro-gramos de yodo.
Un suplemento de alga Spirulina o Chlorella o un condimento de algas, supone un aporte extraordinario de yodo, ideal para prevenir disfunciones tiroideas. Además aportan una cantidad muy rica de fibra, hierro y aminoácidos (proteína vegetal). Además de ser muy ricas nutricionalmente, son muy antioxidantes por lo que ayudan a preservar la salud combatiendo radicales libres.