Debido al gran aumento de población con alergias y otras enfermedades más o menos graves, la cortisona se ha convertido en un medicamento clave en nuestra sociedad, pero como tantos otros medicamentos sintéticos, no está exento de controversia y daños adversos que debemos tener muy en cuenta sobre todo antes de la administración en niños y organismos débiles, ya que se relaciona el uso de estos fármacos directamente con la osteoporosis, déficit de crecimiento infantil, déficit del sistema inmune, insomnio, cataratas, gastritis, hipertensión, etc.
Los corticoides naturales de nuestro organismo
Los corticoides o corticoesteroides son un grupo de hormonas del grupo de los esteroides que segrega nuestro organismo de forma natural. Se producen en las glándulas suprarrenales (situadas encima de cada riñón), y su producción está controlada por una parte de nuestro cerebro llamada hipófisis. Recordemos que la hipófisis o glándula pituitaria (que depende del hipotálamo) se encarga de regular la secreción de hormonas fundamentales para nuestro organismo, como la ACTH que estimula la corteza suprarrenal para que produzca hormonas como los esteroides.
Tanto el cortisol como la cortisona son hormonas del grupo de los corticoides (esteroides), que se generan a partir del colesterol, y como hemos dicho, se forman en las glándulas suprarrenales.
Aunque cada una de estas dos hormonas tiene actividades específicas, podríamos resumir así sus funciones en nuestro organismo:
- Son hormonas segregadas para controlar nuestros sistemas de emergencia. Regulan la capacidad de reacción de nuestro organismo ante una crisis o ataque. Igual que la adrenalina, son hormonas fundamentales en casos extremos desde un punto de vista emocional o físico.
- Se encargan principalmente del metabolismo de proteínas, carbohidratos y grasas para obtener glucosa (energía para el organismo).
- Regulan el equilibrio de agua y electrolitos (iones de sales minerales como el potasio o el sodio) en nuestro cuerpo.
- Aumenta los niveles de glucosa en sangre. Esto puede producir diabetes, ya que inhibe la secreción de insulina
- Suprimen la actividad de nuestro sistema inmunológico. Por ejemplo cuando aumenta la cantidad de cortisol y adrenalina en sangre (por el estrés entre otras causas), disminuye drásticamente la cantidad de glóbulos blancos que protegen nuestro organismo.
- Además de estas tareas principales, el cortisol y la cortisona intervienen en otros tantos mecanismos fisiológicos, como la presión sanguínea o la fertilidad.
- El cortisol puede aumentar hasta 10 veces su nivel en el organismo en casos de estrés, por lo que también es conocida como la “hormona del estrés”.
- Tienen un gran efecto antiinflamatorio. La cortisona tiene un leve menor efecto antiinflamatorio que el cortisol ya que 20mg de cortisol equivalen a 25mg de cortisona aproximadamente. En nuestro organismo de forma natural tenemos menores niveles de cortisona que de cortisol.
En resúmen: el cortisol (o hidrocortisol) es una hormona del grupo de los glucocorticoides que deriva del colesterol y es segregada por las glándulas suprarrenales. Actúa en casos de estrés o peligro para el organismo. Su función principal es incrementar el nivel de azúcar en sangre para propiciar que el cuerpo obtenga energía suficiente en caso de emergencia. A la vez provoca que el sistema inmune se “adormezca” con la intención de “ahorrar recursos inmunológicos” para dar una respuesta eficaz ante la amenaza que nos ataca o se intuye (irreal en caso de estrés emocional).
Los corticoides como medicamentos: pros y contras
Sin duda, los corticoides como medicamentos han supuesto un gran avance en la medicina y su aplicación en muchos casos puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte, ya que ante una crisis inflamatoria grave puede salvarnos la vida. No obstante, es un medicamento que sin una buena supervisión puede resultar peligroso y tiene muchos efectos secundarios variados por lo que deberían tomarse solo en casos de extrema necesidad, como crisis agudas, y por periodos cortos y controlados en el tiempo.
No todos los antiinflamatorios esteroideos actúan igual, ya que por ejemplo algunos medicamentos con corticoides para aliviar la rinitis aguda suelen tener un efecto más controlado y localizado que los corticoides orales, por tanto, resultan menos desequilibrantes para nuestro organismo.
Algunos medicamentos sintéticos basados en corticoides reciben el nombre de dexametasona, prednisolona, hidrocortisona o metilprednisolona.
Se utilizan para tratar alergias, dolencias inflamatorias como la artritis, afecciones de la piel de causas desconocidas como la psoriasis, enfermedades autoinmunes como el lupus, también como broncodilatador en casos de asma, como descongestionante nasal en caso sinusitis o para prevenir rechazos en transplantes de órganos, entre otras cosas.
Debemos destacar que estos medicamentos no curan, sino que neutralizan los síntomas o las molestias de la enfermedad, que pueden ser leves, moderados, graves o mortales.
Por otro lado, hemos de saber nuestro cuerpo cuenta con mecanismos de autocuración para casi todo tipo de enfermedades, ya que tenemos un sistema inmune muy evolucionado y poderoso, siempre que se cuide como es debido y se le permita actuar. “Tapar” los síntomas de una enfermedad a cualquier precio, debilitando o desequilibrando nuestro organismo, seguramente nos producirá más enfermedad a corto o largo plazo. Tengamos en cuenta también que una buena alimentación y la prevención es el mejor medicamento con el que contamos, y además existen otros métodos paliativos o curativos alternativos a la farmacopea, que si bien no actúan tan rápidamente como los corticoides sintéticos, pueden ayudarnos a sobrellevar los incómodos síntomas y a la larga protegerán nuestra salud e incluso eliminarán la enfermedad.
Los problemas con la administración de corticoides sintéticos pueden derivar tanto de su uso como de su abandono, es decir por el “efecto rebote” que causa en nuestro organismo.
Tanto la cortisona como el cortisol son hormonas necesarias y vitales en nuestro organismo, y su cantidad en sangre es regulada por un complejo sistema que controla el hipotálamo (en el cerebro). Cuando ese equilibrio se ve roto, literalmente puede ocurrir cualquier cosa con nuestras funciones corporales.
Debemos insistir en que los mecanismos de equilibrio hormonal en nuestro organismo son muy delicados, exactos y complejos, tanto que aún no se conocen bien a pesar de numerosos estudios, pero lo que está claro es que una vez se produce el desequilibrio por exceso o defecto de una hormona, volver a recuperar la armonía es muy difícil y conlleva muchos trastornos.
El 'efecto rebote' se produce porque cuando administramos corticoides de forma artificial, nuestro organismo deja de segregarlos o producirlos intentando mantener el equilibrio natural, por eso no se pueden dejar de administrar estos medicamentos “de golpe”, ya que nuestro cuerpo se vería desprovisto de estas necesarias hormonas de un momento a otro, lo que produciría graves síntomas.
En la mayoría de los casos, y dependiendo del estado de salud o la fortaleza de cada organismo, aunque vayamos disminuyendo la dosis de corticoides artificiales poco a poco siguiendo las recomendaciones médicas, se suelen sufrir efectos secundarios más o menos graves ya que ningún médico ni industria farmacéutica podrá definir con exactitud las necesidad que tiene nuestro organismo de estas hormonas en cada momento determinado, por lo que será muy fácil sobrepasar o no llegar a cubrir esas necesidades, produciéndose en consecuencia desequilibrio y enfermedad.
Hoy por hoy es muy común que los médicos receten corticoides para tratar por ejemplo dermatitis en los niños o incluso bebés. Sobra decir los riesgos que suponen para el niño estas prácticas, ya que puede alterar su sistema inmunológico por mucho tiempo, y por supuesto alterar su equilibrio hormonal por mucho que se sigan las recomendaciones médicas. Con esto no queremos decir que no existan casos realmente graves en los que la administración de corticoides esté justificada, pero desde luego no en todos los casos. Es muy común encontrarse con niños de menos de un año de edad con problemas de dermatitis, alergias o asma, a los que además se les suman otros problemas en su sistema inmunológico, problemas de crecimiento y otros tantos, derivados por los tratamientos con corticoides que se les administraron para aliviar una versión incipiente y leve de lo que tiempo después se ha convertido en un trastorno grave. Además de causarles peligrosos efectos secundarios, seguirán con dermatitis, asma o alergia (si es que no eran producidas por circunstancias puntuales), ya que el tratamiento de corticoides que se les administró no sirve para curar dichas enfermedades, solo para aliviar el picor o la inflamación que causan.
La osteoporosis está íntimamente relacionada con el uso de corticoides sintéticos, ya que estos inhiben la absorción del calcio y provocan su expulsión. Además de la osteoporosis en adultos, el consumo de corticoides tiene relación con problemas de crecimiento en niños.
El síndrome de Addison está producido por la falta de cortisol en el organismo, produce debilidad, pérdida de peso, problemas intestinales, dolor muscular, vómitos y baja presión arterial.
El síndrome de Cushing está ocasionado por el aumento de cortisol. Produce obesidad, hipertensión, diabetes, fatiga, ansiedad, trastornos de humor, estrías, “cara de luna” y fragilidad capilar.
El uso de esteroides en algunos deportistas pueden producir estas enfermedades derivadas del desequilibrio hormonal u otras neuro-psicológicas como la anorexia o la vigorexia.
Conclusiones:
Una vez más debemos insisitir en la importancia de proteger nuestra salud por encima de todo, y el equilibrio hormonal es una parte imprescindible para mantener la salud. Existen muchos métodos alternativos a los que podemos recurrir antes de tomar corticoides, no obstante, por supuesto, debemos contar con ellos en casos graves, déficit de dichas hormonas, crisis agudas o algunas intervenciones quirúrgicas; pero en ningún caso debemos recurrir a estos fármacos de forma habitual cada vez que sintamos congestión nasal, inflamación articular, problemas respiratorios ocasionales o dermatitis moderada o leve, ya que las consecuencias pueden ser desastrosas para nuestra salud.
Siempre debemos confiar en el poder de autocuración de nuestro organismo y podemos ayudarle en su tarea fortaleciéndolo o tomando por ejemplo algunas plantas medicinales excelentes, pero si sustituimos a nuestros mecanismos de defensa naturales y anulamos nuestros sistema inmunológico no haremos sino perjudicar nuestra salud quedando expuestos a nuevas enfermedades y cada vez más graves.