Trabajo, amistades, parejas, aficiones... en todo lo que nos rodea hay mucho de nosotros, y dejamos nuestra huella allá por donde vamos, y quizá por eso es muy importante elegir lo que realmente va con nosotros. El miedo nos hace seguir caminos que realmente no hemos elegido o ya no nos funcionan, y ese miedo se refleja en sensaciones que nos paralizan, como ¿qué dirán? ¿y si gano menos? ¿y si no encuentro trabajo? ¿y si me quedo sola? ¿y si se enfada? ¿y si me va mal? ¿y si? ¿y si? ¿y si?... ¿y si viviésemos sin miedo y disfrutando de nuestra libertad para elegir nuestro camino?.
Los miedos son lógicos, pero debemos aprender a controlarlos y no dejar que nos paralicen, porque sino simplemente no nos moveremos, nunca cambiaríamos de casa, de pareja, nunca dejaríamos un trabajo feo y sobre todo nunca seguiríamos nuestro camino de felicidad.
Debemos confiar en nosotros, en nuestra intuición y nuestro poder, y animarnos a seguir hacia delante, de una manera serena y como mejor sintamos, pero escuchando nuestro corazón y las señales que nos va dejando la vida.
Atrévete a elegir tu propio trabajo, si no encuentras nada que te "llene" quizá puedas ser tu propia empresa aunque sea duro al principio, atrévete a vivir en el campo si es lo que deseas, a mudarte cerca del mar, escribe tu propio libro, crea un grupo de música, realiza tu propio reportaje de investigación, córtate el pelo, aprende a tocar el piano, experimenta sensaciones... Aunque sea muy difícil, pocas veces es imposible, así que sigue a tu ilusión, y solo con seguirla te sentirás mejor, no tengas miedo y adapta tu vida a tu camino, no te adaptes tú a un camino ya establecido, en definitiva, aprovecha tus días y vive, los fracasos se curan, pero la amargura del miedo y la insatisfacción deja huellas más difíciles de borrar.