El aceite de ricino se extrae de la semilla de una planta muy parecida a la higuera, llamada Ricinus communis ('Higuera del diablo'). Sus semillas contienen entre un 50-80% de aceite, que a su vez tiene un alto contenido en ácido ricinoléico con unas excelentes propiedades laxantes y purgantes. El nombre de este aceite en ocasiones es mal traducido ya que su denominación en inglés es castor oil por lo que muchos lo traducen como aceite del castor.
El origen de esta planta es del norte de África. Donde mejor crece es en los lugares donde la sequía sucede a la lluvia llegando hasta casi seis metros de altura; cuando se planta en parques y jardines rara vez supera el metro y medio.
La semilla de esta planta es tóxica, por lo que la extracción del aceite debe realizarse por expertos, mediante un proceso a elevada temperatura. Los restos de semilla que quedan después de extraer el aceite se desecha adecuadamente, ya que 4 gramos de esos restos vegetales podrían matar a un animal mediano como un gato por ejemplo.
El aceite de ricino si se ingiere tiene grandes propiedades laxantes y depurativas y a pesar de su amargo sabor ese ha sido su uso tradicional a lo largo de la historia en diferentes civilizaciones (en tumbas egipcias se han encontrado semillas de ricino), pero también tiene un alto poder hidratante si se utiliza en usos externos, por lo que se utiliza también en cosmética, para la elaboración de jabones, cremas, mascarillas, barras de labios...
Como otros aceites vegetales, el aceite de ricino tiene propiedades antioxidantes por lo que ayuda a mantener nuestros tejidos sanos y la piel con un aspecto joven.
Tradicionalmente el aceite de ricino era temido por los niños ya que era el remedio que las madres aplicaban a los niños para tratar los típicos empachos y a modo de escarmiento otras tantas veces. Para que los niños aceptasen mejor la ingesta del purgante aparecieron en el mercado algunos sucedáneos, como por el entonces famoso Palmil.
En la Italia de Mussolini y durante la dictadura franquista en España se torturaba a los adversarios políticos del régimen forzando la ingesta de aceite de ricino, provocándoles fuertes vómitos y descomposiciones muy dolorosas.
Entre algunas de sus aplicaciones actuales cabe citar su uso en la fabricación de plásticos, lacas, pinturas… además, se está estudiando su posible aplicación para la elaboración de biocombustible.
Algunos remedios naturales recomiendan este aceite para mantener las pestañas y las uñas fuertes y largas o para desinflamar las ojeras por su acción nutritiva e hidratante
>> Se ha de tener mucha precaución al ingerir el aceite de ricino y consultar con un experto ya que puede producir cólicos, vómitos, diarreas y otros efectos imprevisibles. En ningún caso se debe administrar en niños ni lo han de tomar mujeres embarazadas.