Pero hay que ser conscientes de las nuevas responsabilidades y obligaciones que debemos asumir, si es que realmente queremos tener perro. Si no se está dispuesto a ello, mejor desechar la idea. Hay otro tipo de mascotas menos exigentes. Incluso es mejor no tener una mascota, que tenerla mal.
Pasaré por alto la disyuntiva entre comprar o adoptar, ya que trataré el tema en un próximo artículo. Es un tema controvertido y complejo, que merece una atención especial y no sólo una mención secundaria en otro artículo.
Antes de adquirir un perro, debemos plantearnos varias cuestiones:
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¿Tenemos experiencia con perros?
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¿Está toda la familia de acuerdo en incorporar un perro a la familia?
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¿Tenemos niñ@s en casa?
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¿Tenemos tiempo suficiente para dedicarle?
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¿Somos lo suficientemente sensatos como para considerar la Socialización y Educación de nuestro futuro perro, como una prioridad?
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¿Somos conscientes y estamos dispuestos a que las vacaciones estarán condicionadas a que podamos ir con nuestro perro, o en su defecto podamos alojarlos en algún lugar específico para ello?
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¿Tenemos solvencia económica para cubrir todas sus necesidades e imprevistos?
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¿Sabemos el tipo de perro o raza que queremos y por qué?
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En caso de que el perro que queramos tenga unas consideraciones legales especiales, ¿estamos dispuestos a cumplir con todas las normativas y leyes que atañen a ese tipo de perro?
Empecemos por el principio:
¿Tenemos experiencia con perros?
Puede parecer un absurdo, pero no todo el mundo puede tener cualquier perro. Existen perros que se seleccionan y crían en función a unas aptitudes y actitudes muy concretas, pero que son obviadas por muchas personas que sólo se fijan en la “belleza” o en el perro que está de moda. Esto suele llevar a problemas de comportamiento, conductas inadecuadas, accidentes, etc. Aunque suele haber unas características más o menos estables en cada raza de perro, cada individuo es único y tendrá unas cualidades únicas. Algunas razas de perro, no son para nada adecuadas para gente primeriza en su tenencia. Debemos ser consecuentes con nuestras limitaciones. Y si sabemos que un tipo de perro suele tener un carácter fuerte o necesita una educación intensa, pero carecemos de la experiencia o conocimientos para poder guiar a nuestro futuro perro por “el buen camino”, será mejor que nos decidamos por un tipo de perro más acorde a nuestras capacidades. El haber tenido perro previamente, si bien no es una condición sine qua non para poder optar con garantías a ser el dueño de cualquier tipo o raza de perro, es una ventaja a priori. No obstante, habré escuchado decenas de veces, expresiones del tipo “No lo entiendo. ¡Si yo he tenido perros toda la vida y nunca había tenido este problema!”. Pero no cabe duda, que cuanta más experiencia hayamos tenido con perros, mejor.
¿Está toda la familia de acuerdo en incorporar un perro a la familia?
No hay que pasar por alto esta cuestión. Todos los miembros de la familia deben estar de acuerdo en adquirir un perro, porque todos deben colaborar y asumir su parte de responsabilidad en su manutención. No puede ser que alguien que no quiere tener perro, se vea obligada a ello por parte de su pareja y que encima, deba asumir responsabilidades que no ha elegido tener. Incluir un perro en la familia no debe ser una sorpresa. No debe ser un regalo inesperado de Navidad o cumpleaños. Es una decisión que hay que tomar en conjunto, detenidamente, contando con todos los miembros de la familia y sopesando las obligaciones que se deberán asumir desde el primer segundo en que un cachorro entre en el hogar. Esto, como es obvio, debe hacerse PREVIAMENTE a la adquisición del perro.
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Como vemos, existen numerosas cuestiones que deben ser planteadas ANTES de adquirir al perro. El no hacerlo, es una de las causas por las que los albergues, refugios y perreras están a rebosar de perros abandonados. Muchísima gente va descubriendo lo que realmente implica tener perro, sobre la marcha. Y cuando lo hacen, muchos no están dispuestos a seguir condicionados de esa manera y se deshacen de su perro. El que no tiene absolutamente culpa de nada, es el que acaba pagando los errores de las personas. Y eso no puede ser. No podemos jugar con la vida de un animal y desahuciarla, por no haber tenido cabeza suficiente para poner en la balanza previamente los pros y los contras. Tener perro NO es un juego.
En siguientes artículos abordo otras cuestiones a tener en cuenta antes de decidirse a tener perro.