Si una persona es muy deportista y le gusta realizar excursiones por la montaña habitualmente, no tiene sentido que adquiera un Bulldog Ingles, por ejemplo. Si lo hace, tendrá que dejar a su perro en casa y no disfrutarán juntos de largas caminatas por la sierra. O bien al contrario, una persona tranquila, sin mucha actividad física, estará cometiendo un grave error si adquiere un perro del tipo Border Collie o Pastor Belga Malinois, que requieren enormes cantidades de ejercicio y adiestramiento. Sin embargo, muchísima gente se decide por una raza concreta, en función a modas o apariencia.
Desgraciadamente, magníficos perros como por ejemplo los American Pit Bull Terrier y los American Staffordshire Terrier, se pusieron de moda por su apariencia y potencia física. Esto hizo que gente sin escrúpulos y con nula capacidad para tener a su cargo un ser vivo, les dieran la mala fama que tiene hoy día. Hay muchísimos propietarios sensatos y decentes que tienen estas razas de perros. Pero son los indeseables los que hacen más ruido y crean los estereotipos de “Macarra Poligonero con Pit Bull”.
Volviendo al tema de la elección, es imprescindible estudiar sobre las características de las razas en las que estamos interesados, ver ejemplares en vivo (cachorros y adultos), hablar con varios propietarios y criadores de esas razas, etc. Debemos recopilar toda la información posible, para hacernos una idea lo más aproximada a la realidad de lo que vamos a tener. Ya que, como he dicho antes, aunque cada individuo es un mundo, hay muchas características que suelen ser más o menos fijas en cada raza.
Si nos decidimos por adquirir un perro mestizo de padres desconocidos, no podremos partir de la base de características más o menos fijas, que tienen los perros de raza. Esto no quiere decir que sean peores opciones a la hora de elegirlos como compañeros, sino que simplemente no tendremos un “modelo” previo en el que fijarnos, para ver cómo será de adulto, qué carácter tendrá, etc.