¿Qué es el estrés?
El estrés es una de las grandes epidemias de nuestro siglo, es una alteración nerviosa que de forma natural surge cuando el organismo reacciona con tensión ante una situación “extraña”, difícil de manejar o peligrosa. Esta situación de alerta que no tiene otro fin que ayudarnos a sobrevivir, puede darse en el ámbito físico o emocional, por una amenaza real o irreal.
El estrés que sufrimos en las sociedades desarrolladas, suele ser un estrés emocional, de muy baja intensidad pero constante, lo que a la larga causa peores consecuencias para la salud que el estrés físico y es más difícil de corregir.
Afecta a un porcentaje muy alto de la población y genera un gran impacto social desde el punto de vista económico (gasto de sanidad, déficit de producción).
¡Yo no tengo estrés! > síndrome de adaptación
Frecuentemente encuentro a personas con síntomas de estrés, pero que no reconocen tener estrés, asegurando que no se sienten nerviosos, que se sienten a gusto con su trabajo y su situación emocional y que en definitiva no sienten malestar. Pero su cuerpo dice lo contrario. Esto se debe al síndrome de adaptación, que ocurre cuando el cuerpo se acostumbra a un estado físico o emocional sufrido en algún momento de la vida. Por eso, cuando por un tiempo sufrimos estrés y no lo remediamos, nuestro cuerpo llegará a acostumbrarse a ese estado considerándolo “normal”, pero en realidad ese estado no es ni mucho menos normal ni saludable y desencadena silenciosamente múltiples trastornos de salud.
Debemos tener en cuenta que sentir dolor o malestar es un mecanismo al que recurre el cuerpo para alertarnos de que algo va mal. Cuando nos volvemos indiferentes al dolor y al malestar que produce el estrés y normalizamos esa situación, estamos expuestos a sufrir todas sus consecuencias sin reaccionar a tiempo.
¿Qué desencadena o empeora el estrés?
- Exceso de toxinas
- Dolor crónico
- Daño en los órganos
- Infecciones
- Malnutrición
- Aspectos psicológicos o emocionales como la rutina, la pérdida de un ser querido, pérdida de trabajo, separación de la pareja, acoso, sobreesfuerzo o agotamiento, etc.
Síntomas del estrés
- dificultad respiratoria
- postura de defensa: cabeza hacia delante (como si tirasen hacia delante de la barbilla) o hipercifosis (“chepa” o “joroba”)
- tensión muscular
- sensibilidad
- nerviosismo
- ansiedad
- falta de concentración
- alteraciones del ánimo
- trastornos de apetito
- trastornos emocionales
Cuando una situación de estrés se prolonga en el tiempo, suelen aparecer afecciones más graves e incontrolables:
- trastornos cardiovasculares
- alteraciones severos de apetito y digestión
- insomnio
- Impotencia e infertilidad
- astenia
- envejecimiento prematuro (por falta de oxígeno)
- acidosis (acidez pH sangre)
- alteraciones químicas
- depresión
- psoriasis nerviosa
- migrañas
Vivir con estrés, sufrirlo o adaptarse a él, supone un gran peligro para nuestra salud, ya que afecta a todo nuestro equilibrio emocional, químico y energético, por lo que debemos tomar medidas para controlarlo y eliminarlo lo antes posible. No olvidemos que no es un desequilibrio que afecta solo a adultos, sino que cada vez más niños se ven afectados por este problema, lo que debería ser una de las principales preocupaciones de nuestra sociedad.