El uso de antibióticos revolucionó el mundo de la medicina y la farmacopea ya que se presentó como cura indiscutible para multitud de enfermedades; no obstante, desde hace unos años hasta nuestros días los médicos recelan de su uso para evitar lo que ya se conoce como “resistencia bacteriana” y las autoridades sanitarias advierten de los efectos negativos que su administración puede producir para nuestra salud. Hoy vamos a analizar estos puntos para desgranar las consecuencias del uso de antibióticos en humanos y en animales.
Uno de los más graves problemas de nuestra sociedad supuestamente desarrollada es el uso indiscriminado de medicamentos, que a la vez que tratan dolencias, casi siempre leves o moderadas, causan perjuicios a largo plazo mucho más graves (debilitamiento del sistema inmunológico, problemas circulatorios, metabólicos, hepáticos, renales, etc.), entre otros tantos problemas sociales (contaminación, desigualdad social, abuso económico...). Por eso veremos algunas plantas medicinales que pueden sustituir eficazmente a los fármacos más comunes.
Antes de nada debemos tener en cuenta que un organismo sano es más difícil de atacar y sabrá defenderse correctamente y aunque esto nos parezca una obviedad no lo es, ya que a menudo se nos olvida que por naturaleza tenemos un sistema inmume muy fuerte y además adaptativo, capaz de defendernos de multitud de enfermedades si lo dejamos actuar y lo mantenemos correctamente.
También debemos reparar en el hecho de que la industria farmacéutica es un negocio privado y extraordinariamente poderoso que se mantiene gracias a tratar la enfermedad y por lo tanto no se encarga de la salud sino de la efermedad, pasando por alto en la mayoría de las ocasiones la importancia del equilibrio orgánico natural. No debemos dejarnos llevar por la inmediatez y el miedo a la hora de consumir medicamentos aceptando cualquier consecuencia, ya que esto nos adentrará en un círculo viciosos peligroso que nos hará dependientes de los medicamentos, ya que estos destruirán y pretenderán sustituir nuestras defensas naturales. Los medicamentos salvan vidas y nos ayudan a sanar en muchos casos, pero debemos consumirlos con responsabilidad y sentido común, y solo en caso de necesidad.
Hoy en día existen muchos productos reconocidos por su acción antioxidante y por retardar el envejecimiento celular o por ayudar a combatir los radicales libres, y aunque estamos muy familiarizados con estas frases quizá existan algunas lagunas acerca de qué significa exactamente todo esto.
Los radicales libres son moléculas (generalmente de oxígeno) inestables, ya que tienen un electrón libre, es decir, necesitan “robar” otro electrón para convertirse en una molécula estable, convirtiendo así a otras moléculas en radicales libres también. Los radicales libres se derivan de la oxidación y producen más oxidación; es decir, los radicales libres se desprenden de la respiración celular (oxidación), en un acto en el que se utiliza el oxígeno para conseguir energía de los nutrientes que ingerimos, y después producen más oxidación en su intento por estabilizarse.
Algunos radicales libres tienen efecto beneficioso en nuestro organismo, y son producidos por nuestro sistema inmunológico ya que ayudan a combatir microorganismos (bacterias, hongos). Los radicales libres se eliminan facilmente del organismo gracias a determinadas enzimas; el problema viene cuando la cantidad de radicales se desequilibra y aumentan su número considerablemente.
Cuando una molécula “cede” (aunque involuntariamente) un electrón, se considera oxidación (molecular). La oxidación ataca a las pareces celulares, debilitan las defensas, dañan las enzimas y los tejidos, por eso, la acción de los radicales libres acelera el envejecimiento y facilitan la aparición de enfermedades.
Factores que aceleran los efectos de oxidación celular:
La oxidación celular prematura o acelerada por estos factores nombrados anteriormente, pueden causar artritis, diabetes, inflamación de los tejidos, envejecimiento precoz y debilitamiento del organismo, problemas cardiovasculares (corazón, circulación sanguínea), trastornos del sistema nervioso central (Parkinson, Alzheimer), daños en la estructura genética de las células (ADN), cataratas o incluso cáncer.
Los antioxidantes son sustancias capaces de neutralizar a los radicales libres sin desestabilizarse, ya que por expresarlo gráficamente, a los radicales les falta un electrón y a los antioxidantes les sobra un electrón.
Los antioxidantes naturales son los Carotenos (precursores de la vitamina A), la vitamina E, la vitamina C (ácido ascórbico), los flavonoides y polifenoles. Los minerales: Selenio, Zinc y Manganeso también tienen una acción antioxidante en nuestro organismo.
Los vegetales son los mejores aliados antioxidantes, ya que nos solo contienen vitaminas y minerales, sino que contienen flavonoides, polifenoles, que son sunstancias químicas muy complejas que han desarrollado para combatir su propia oxidación durante la fotosíntesis.
Alimentos muy antioxidantes: Zanahoria, Calabaza, Tomate, Cerezas, Brócoli, Frambuesa, Jujube, Uva, el té, Granada, bayas de Goji, Espirulina (rica en clorofila), Cúrcuma, Mora silvestre, Pimientos, Espinacas, Acerola, Arándano y Acai.
El Arándano, la Granada y el Mango tienen un gran poder antioxidante, pero el Acai es aproximadamente un 500% más antioxidante que cualquiera de estas frutas.
El Acai es un fruto procedente del Amazonas de Brasil, donde es consumido por casi toda la población indígena. Gracias a su gran poder antioxidante recientemente se ha considerado como una valiosa sustancia bioactiva. Uno de los estudios más notables ha sido llevado a cabo por el Institute of Nutritional and Food Sciences de la Universidad de Bonn (en Alemania), que ha publicado que el acai tiene extraordinarias propiedades antioxidantes ya que combate los radicales libres y evita el deterioro celular incluso con pequeñas dosis de acai.
Por otro lado, y para concluir, existen varios estudios que afirman que los antioxidantes suelen perder efectividad si son aislados de su entorno natural. Es decir, el licopeno por ejemplo, es un carotenoide (antioxidante) del tomate, pues bien, varios estudios han demostrado que el licopeno es más antioxidante si lo consumes en el tomate, en vez de en compuestos sintenticos elaborados artificialmente con licopeno extraído del tomate. De estos estudios se deriva la conclusión de que los mejores antioxidantes son las frutas y verduras frescas, crudas o poco cocinadas, mejor que cualquier otro compuesto sintético elaborado a partir de vitaminas o minerales extraídos de vegetales.
En la EcoTienda de elherbolario.com podrás encontrar Jugo de Acai y Uva negra, que es un complemento alimenticio con alto poder anioxidante. Se administra tomando un tampocito al día, acompañado de una dieta equilibrada en frutas y verduras.
Quizá hayas visto en alguna ocasión un fruto parecido a la manzana pero mucho más pequeñito; pues bien, esas mini-manzanas seguramente en realidad fuesen acerolas, una de las frutas con mejores propiedades para la salud.
El acerolo (Crataegus azarolus L.) es un árbol frutal europeo (sur de Europa y norte de África) que a veces se suele confundir con la acerola (Malpighiaceae sp.), que es un arbusto originario del centro y sur de América. Ambos tienen un fruto muy rico en vitamina C, pero hoy nos centraremos en el fruto del acerolo árbol. El acerolo es un árbol mediano de colores muy llamativos. Su flor es blanca, muy bonita y se dispone en racimos dando lugar a los pequeños frutos de un rojo intenso.
La acerola europea es una fruta que madura al final del verano y es muy apreciada por su alto contenido en vitamina C. Tradicionalmente considerábamos que las naranjas eran las frutas con más contenido en vitamina C, junto con los pimientos, la manzana, el meón, la soja, el aguacate... , pues bien, la acerola contiene mucha más cantidad vitamina C que la naranja. Para hacernos una idea, un vaso de zumo de naranja contiene 124 mg de vitamina C, y una taza de acerola 1.600 mg de vitamina C.
Muchos estudios médicos y científicos, como los llevados a cabo por el biólogo Premio Nobel estadounidense Linus Pauling (estudioso y detractor de las pruebas nucleares por su efecto nocivo en los seres vivos) nos dan a conocer la importancia de la vitamina C para la salud. Linus Pauling afirmaba en su estudio de Medicina Ortomolecular y Vitamina C: «El total de síntomas asociados a la falta de vitamina C van de las alergias, anemia, amigdalitis, artritis reumatoide, arterosclerosis, aspereza de garganta. bronquitis, cáncer, cataratas, cefaleas, diarrea, dolor abdominal, dolores en coyunturas, dolores musculares, encías sangrantes, escalofríos, faringitis, fiebre, fiebre reumática, hemorragias, hepatitis, herpes labial, infecciones agudas y crónicas, infertilidad, intoxicaciones, laringitis, malestar general, meningitis, neumonía, otitis media, resfriados, rinitis, ronquera, tos, vómitos, sarampión, hasta enfermedades cardíacas, enfermedades renales, enfermedades vasculares periféricas, enfermedades relacionadas con la edad avanzada, deterioro del sistema inmunitario, y las enfermedades degenerativas del sistema nervioso».
Muchos de estos estudios médicos afirman que si se consume regularmente alimentos ricos en vitamina C (acerola, naranja, col, piña, apio, mango, soja, pimientos, manzana, limón, espinaca...) se pueden prevenir innumerables enfermedades y se puede alargar la edad y calidad de vida considerablemente.
Un aumento de vitamina C en la dieta, ayuda a prevenir la alergia estacional y los problemas respiratorios (asma, sinusitis, rinitis...). También tiene propiedades beneficiosas para la vista y la piel (psoriasis, dermatitis, irritaciones...). Durante la lactancia, también es recomendable aumentar la dosis de vitamina C, por lo que la acerola vendrá muy bien en mujeres que se encuentran en el periodo de lactancia. Ayuda al organismo a combatir eficazmente los síntomas del resfriado y la gripe; también combate la infección por herpes y alivia el cansancio o el decaimiento.
La acerola además es un fruto muy rico, con un sabor parecido a la manzana, quizá un poquito más ácido. Se encuentra en algunos supermercados especializados o en algunos huertos particulares, pero como es difícil de conseguir, se suele consumir la acerola en comprimidos de polvos de acerola.