Con este nombre tan simpático y miles de años de tradición medicinal, el Ginkgo es el árbol más antiguo que ha sobrevivido hasta nuestros días, ya que existen evidencias de que ya poblaba nuestros bosques cuando los dinosaurios aún eran los únicos habitantes.
Es un gran árbol prehistórico como decíamos, que torna sus hojas amarillas en otoño y produce un fruto con mal olor y un tanto pegajoso. Se cultiva tradicionalmente en Asia, pero hoy por hoy se cultiva también en EEUU y en Europa ya en occidente se descubrió el ginkgo en el siglo XIII y desde entonces se tiene en muy alta consideración, de hecho, el Gingko biloba es uno de los productos naturales más preciados para naturópatas y herboristas por sus extraordinarias propiedades, que además resultan realmente efectivas. Tanto en cosmética como en farmacología como en naturopatía se utilizan sus hojas que tienen un gran poder antioxidante, ya que retarda el envejecimiento celular y reduce los radicales libres en el organismo.
- [“¿qué son los radicales libres?: Los radicales libres son moléculas (generalmente de oxígeno) inestables, ya que tienen un electrón libre, es decir, necesitan “robar” otro electrón para convertirse en una molécula estable, convirtiendo así a otras moléculas en radicales libres también. Como consecuencia envejecemos o enfermamos. Los antioxidantes son sustancias capaces de neutralizar a los radicales libres sin desestabilizarse, ya que por expresarlo gráficamente, a los radicales les falta un electrón y a los antioxidantes les sobra un electrón.”]
El Ginkgo tiene efecto vasodilatador por lo que ayuda a prevenir jaquecas y problemas vasculares como varices, trombos o arteriosclerosis. Mejora la circulación cerebral, por lo que también ayuda a prevenir los derrames cerebrales, el Alzheimer y las embolias y alivia los síntomas derivados de una mala circulación en edades avanzadas, es decir, vértigos, zumbidos de oídos, demencia senil, etc... Además es considerado un gran “alimento para el cerebro”, y es muy preciado por estudiantes de todo el mundo, ya que activa la mente y mejora la memoria.
También tiene ciertos efectos sobre los procesos inflamatorios derivados de la alergia y algunos problemas respiratorios como el asma.
Curiosidades:
En algunos países asiáticos se come el fruto del ginkgo ya que contiene muchos carbohidratos. Se consumen igual que aquí consumimos las “castañas asadas”. Otro dato curioso es que fue el primer árbol que brotó después del desastre atómico de Hiroshima.
El poeta Goethe (botánico y científico) escribió un poema inspirado en esa gran especie vegetal, en 1815:
“Las hojas de este árbol, que del Oriente / a mi jardín venido, lo adorna ahora, / un arcano sentido tienen, que al sabio / de reflexión le brindan materia obvia. / ¿Será este árbol extraño algún ser vivo / que un día en dos mitades se dividiera? / ¿O dos seres que tanto se comprendieron, / que fundirse en un solo ser decidieran? / La clave de este enigma tan inquietante / Yo dentro de mí mismo creo haberla hallado: / ¿no adivinas tú mismo, por mis canciones, / que soy sencillo y doble como este árbol?”
Tanto nos gusta el Ginkgo, (como a Goethe), que incluso apostamos por un grupo musical que nos acompaña en algunos ratos de trabajo: “El Ginkgo Biloba”. Os recomendamos que los escuchéis porque suenan muy muy bien, señal de un gran trabajo.