Una vez descartados problemas físicos que imposibiliten la fecundación (esterilidad), llamamos infertilidad a los casos en los que el embarazo no llega de forma natural en un periodo aproximado de 10 meses. En la mayoría de los casos de infertilidad el problema se puede corregir y recuperar el equilibrio con un poco de constancia y los consejos de un buen especialista. Vamos a ver algunas recomendaciones para mejorar la fertilidad femenina desde el punto de vista de la naturopatía y la nutrición ortomolecular.
Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), España es de los países europeos con menos nacimientos en 2014, solo Portugal y Polonia tienen peores cifras que nosotros. Además de las causas socio-económicas, se suma la alta tasa de infertilidad femenina que en países supuestamente desarrollados se ha convertido en un problema cada vez mayor para miles de parejas, y es que aproximadamente un 20% de las mujeres sufre algún tipo de problema de fertilidad, a lo que debemos sumar los problemas de fertilidad masculina.
El fin de una etapa y el comienzo de otra, sin complejos
Todas las mujeres a partir de los 45 años aproximadamente experimentan un cambio hormonal importante y natural que en muchos casos suele ocasionar molestias, pero que en ningún caso es una enfermedad ni debe considerarse como un hecho negativo. Se deben tomar medidas para minimizar los síntomas y sobre todo, debemos estar bien informados, tanto la propia mujer como sus familiares porque existen muchas lagunas y algún tabú al respecto. Vamos a explicar por qué se produce este cambio en el cuerpo femenino y algunos consejos para paliar sus síntomas y vivirlos sin complejos.
La Onagra (Oenothera biennis), prímula o hierba de asno es una planta muy aromática, de flores amarillas que permanecen cerradas hasta que se pone el sol. Es una planta muy utilizada hoy por hoy por sus propiedades beneficiosas para los problemas menstruales y la salud de la piel.
Es una planta procedente del norte de América, donde se utilizaba tradicionalmente como talismán para la cacería, así como para evitar las mordeduras de las serpientes, para lo que frotaban sus botas y ropas con flores de onagra.
Llegó a Italia en el siglo XVII donde se extendió por toda Europa como ingrediente culinario, ya que se utilizaban sus flores y semillas en todo tipo de ensaladas, guisos de verduras o para aderezar vinos. Posteriormente, ya en el siglo XX, se estudiaron en profundidad las propiedades medicinales de esta planta, y en concreto, se estudió uno de sus aceites esenciales, el Ácido Gamma-linoléico (AGL o GLA), que se encuentra en las semillas de la onagra.
Este ácido es del tipo Omega 6 y se encuentra en el aceite de borraja, la grosella negra y en las semillas de Onagra. Como este aceite esencial no se encuentra en nuestra dieta habitual, se consume como “complemento alimenticio”, normalmente en perlas que contienen el aceite puro, y generalmente de Onagra, ya que además de ácido gamma-linoleico, contiene otros aceites esenciales (entre ellos el ácido linoléico y oléico, presentes también en el aceite de oliva) beneficiosos para la salud y sin contraindicaciones o toxicidad.
El Ácido Gamma-linoléico actúa elevando los niveles de prostaglandina del organismo. La prostaglandina actúa como antiinflamatorio y ayuda a mejorar la circulación sanguínea y linfática, también disminuye la secreción de ácidos gástricos e interviene en la contracción de la musculatura del útero de la mujer y son liberadas en pequeñas cantidades durante la menstruación, el AGL también ayuda en el buen funcionamiento del hígado y los riñones en su labor depurativa.
Por las propiedades des sus aceites esenciales y componentes, se puede afirmar que el Aceite de Onagra tiene propiedades beneficiosas para el síndrome premenstrual, para la infertilidad (producida por problemas en trompas de falopio) y quistes ováricos, para la endometriosis, y para aliviar los síntomas de la menopausia.
También se recomienda para la artritis, problemas inflamatorios o derivados de una deficiente circulación sanguínea (problemas de varices, hemorroides, elevado colesterol...); también tiene excelentes propiedades hidratantes y nutritivas para la piel y las mucosas, por lo que su consumo, mejora la elasticidad y el aspecto de la piel, evitando su envejecimiento, las rojeces, las manchas, eccemas, etc... en general, evita la oxidación de los tejidos y por lo tanto el envejecimiento de los tejidos.
En definitiva, son muchas las propiedades del aceite de onagra y muchos los estudios que avalan su eficacia en múltiples tratamientos relacionados con los problemas menstruales, la calidad de la piel y los tejidos, la circulación sanguínea, e incluso en relación con la mejora del sistema inmunológico para prevenir las enfermedades autoinmunes.