Las abejas obreras salen de sus colmenas en busca de alimentos para toda la comunidad, polen y néctar, los procesan con su saliva y los almacenan en los panales. Este proceso de recolección desencadena la polinización de la mayor parte de los alimentos vegetales que comemos, por lo que estos pequeños insectos no sólo fabrican unos productos muy valorados sino que, de forma natural, provocan la reproducción de las plantas, y son así una parte fundamental de nuestra biodiversidad y nuestro equilibrio medioambiental.
La apicultura es la actividad agropecuaria por la que se crían abejas del género Apis con el fin de recolectar los productos que éstas elaboran: Miel, Jalea Real y Propóleo.
Para adquirir todas las propiedades de estos productos es recomendable comprarlos en establecimientos especializados, que aseguren que su proceso de elaboración es natural y ecológico y dejarnos aconsejar sobre qué productos tomar y la duración de los tratamientos para que nuestro organismo los asimile mejor.
Actualmente las abejas obreras se están muriendo en masa y los científicos no logran aclarar la causa, pero los apicultores defienden que el uso de pesticidas, la calidad del polen y el cambio climático está incidiendo en la salud de las colmenas. Y es que ya Einstein advirtió sobre el futuro de un planeta sin abejas con esta frase que se le atribuye: 'si la abeja desapareciera de la tierra, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas no hay polinización, ni plantas, ni animales, ni hombres.'