Actualmente vivimos una vida que pasa a tal velocidad que apenas nos deja tiempo y ánimo para invertir en cuestiones que nos importan, además de nuestra familia, salud y hábitos; y esto por desgracia se nos ha convertido en un problema, ya que es una de las causas de apatía, de insatisfacción y sobre todo de una sensación de impotencia que nos hace sentir como si fuésemos a la deriva en un barco en el que nosotros pintamos poco…
Si observamos nuestra propia vida desde cierta distancia, seguramente observaremos que los momentos en los que nos hemos sentido mejor con nosotros mismos y con mayor autoestima y actividad, han sido los momentos en los que hemos sido dueños de nuestra vida y hemos estado involucrados en lo que considerábamos importante. A la vez quizá nos daremos cuenta de que los momentos más insatisfactorios de nuestra vida habrán sido aquellos en los que hemos dejado nuestra vida a merced de la rutina, sin importarnos más que nuestro pequeño mundo individual.
Y es que para sentirnos útiles, debemos buscar nuestra causa, que no tiene porque ser la de la mayoría, pero una causa en la que creamos sinceramente y que requiera de nuestro interés, para invertir en ella al menos una pequeña parte de nuestro tiempo y nuestra pasión.
Cuando estamos involucrados en una causa, inmediatamente sentimos que tenemos poder, y que nuestra vida tiene un nuevo sentido, un valor añadido y que toma un rumbo sobre el que nosotros podemos actuar. Todos estos sentimientos hacen aumentar nuestra autoestima y nuestro sentimiento de satisfacción y orgullo.
Por el contrario, cuando nuestra vida llega a un camino en el que sólo tenemos interés acerca de lo que vamos a vestir mañana, lo que vamos a comer y solo nos importa llegar a fin de mes para pagar facturas, tendemos a otorgar demasiada importancia a los pequeños detalles rutinarios, y nuestros logros y satisfacciones estarán limitados a un ámbito cerrado, que solo llega hasta donde llegan nuestro entorno cotidiano y nuestras rutinas diarias, por lo que inevitablemente nos sentiremos insatisfechos y poco útiles, como si nuestra vida careciese de valor importante, y con todo ello, quizá lleguemos a sentirnos vacíos y solos.
Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, lo que significa que nos sentimos mejor cuando estamos involucrados en el contexto social, y más aún, cuando formamos parte activa de esa sociedad. Por otro lado, también nos sentimos mejor cuando encontramos a otras personas con las que compartimos intereses, por eso, si intervenimos a favor de nuestra causa dejaremos de sentimos solos, y más aún, nos sentimos acompañados y formando parte de un grupo social importante para nosotros.
Algunas personas se implican luchando para reivindicar justicia, otras personas acuden a los plenos de su Ayuntamiento para procurar el bienestar en su localidad, otros trabajamos promoviendo mejores hábitos para el bienestar, otros exigen cada día que se respete la vida de los animales, y otras personas invierten esfuerzos para recuperar la flora de una zona, para honrar la memoria de sus antepasados, para conseguir un carril bici o para enseñar a otros a encontrar la armonía…
Cualquier causa será importante si lo es para ti, y cualquier causa será noble si uno mismo la ennoblece luchando por ella y otorgándole valor.
Para bien o para mal, todos formamos parte de una red mayor, en la que todos estamos conectados, unidos, y en la que cada acción provoca una reacción, por eso, te aseguramos que si formas parte activa de esa red, luchando por aquello que tu consideres importante, te sentirás mejor, orgulloso/a de ti mismo/a y sobre todo sentirás logros y derrotas que te harán sentir más vivo/a.