Cada vez más gente en todo el mundo consume productos ecológicos, por lo que este tema cada día despierta más el interés de los consumidores, pero aún existe mucha confusión acerca de lo que son y no son los productos ecológicos, por eso en este artículo exponemos algunas aclaraciones.
¿Qué son los productos ecológicos?
Los productos ecológicos son aquellos que han sido cultivados bajo la normativa ecológica vigente en su país. Por ejemplo, en el caso de España, los productos ecológicos se rigen bajo la normativa ecológica europea y bajo la reglamentación ecológica específica de su Ministerio de Agricultura español, quién somete al agricultor, ganadero o productor a diversos controles rutinarios para asegurar la calidad certificada.
Un producto ecológico habrá sido cultivado con sustancias biodegradables no agresivas con su entorno, es decir, un producto ecológico no habrá tenido contacto durante su cultivo ni con pesticidas, ni con fertilizantes, ni con ninguna otra sustancia tóxica para cualquier ser vivo animal o vegetal. Tampoco habrá sido modificado genéticamente, práctica muy común en la agricultura alimentaria, ya que la manipulación genética en semillas alimentarias produce alimentos más vistosos, más resistentes o más dulces (por ejemplo), en definitiva productos más rentables, la mayoría de las veces sin tener en cuenta la pérdida de nutrientes y los gravísimos daños colaterales.
¿Qué NO son los productos ecológicos?
- NO son la solución para abastecer a más población
La implantación del modelo de cultivo masivo y sus prácticas tóxicas, nació como solución para abastecer a la creciente población mundial, abaratando la producción y aumentando la resistencia de los productos perecederos, pero a la vista está que no sólo no se ha terminado con el hambre mundial, sino que ha aumentado, a la vez que han aparecido nuevas enfermedades e infinidad de problemas mediambientales que arruinan la salud y el trabajo de miles de personas en todo el mundo. Las malas prácticas de la industria agrónoma, del mercado alimentario y de la ingeniería genética, cada vez más, dan como resultado productos pobres, poco nutritivos, y a la larga tóxicos para nuestro organismo, a la vez que contaminan los recursos naturales (tierra, agua y aire), dañan irreparablemente el entorno vegetal y muchas especies animales. - NO son sólo productos naturales
Un producto natural (como dictan las publicidades), no asegura su salubridad ni su procedencia ecológica, y puede ser que haya sido cultivado con los medios industriales masivos, con pesticidas, fertilizantes y otras tantas sustancias químicas. Basta con pensar, que los mayores venenos existentes son naturales, así como el petróleo por ejemplo. Por eso ojo con las publicidades engañosas, porque 'natural' no es igual a ecológico ni orgánico ni tiene por qué indicar salubridad. Por ejemplo la cochinilla es un pigmento 'natural' que se utiliza por ejemplo como colorante en muchas chuches o en los petit suisse, ya que la cochinilla es un insecto rojo, pero no por eso es ecológico ni apto para veganos, en cambio en su publicidad podemos escuchar 'sin colorantes artificiales'... y es que efectivamente la cochinilla es muy natural y no es artificial, pero ¿es necesario colorear un lácteo a base de insectos?. - NO son productos “caseros”
Los productos cultivados de forma particular, en huertos domésticos por ejemplo, tampoco aseguran la salubridad del producto, ya que en muchos casos, los agricultores domésticos, utilizan productos de cultivo, fertilizantes, abonos o pesticidas altamente contaminantes que se pueden conseguir por muy poco precio en cualquier establecimiento de venta de productos agrículos o de jardinería. Un ejemplo representativo lo encontramos cuando un agricultor exhibe un calabacín de 5 kilos... este calabacín seguramente será víctima de un exceso de fertilizantes sintéticos muy potentes que lo habrá hecho crecer mucho, en poco tiempo, y absorviendo gran cantidad de agua. Una producción de varias hectáreas puede seguir unos procedimientos ecológicos, y un pequeño huerto doméstico producir alimentos altamente tóxicos y/o perjudiciales para el entorno. - NO han de ser por fuerza alimentos más dulces o sabrosos
La ingeniería genética aplicada a la agroalimentación, 'corta y pega' genes y cadenas genéticas de unos alimentos a otros (en muchos casos combinando genes animales con vegetales), para así conseguir sabores más atractivos para el consumidor. Por eso, hoy en día nos encontramos unos tomates dulces como caramelos o kiwis que han perdido la acidez y han ganado un ligero toque a melocotón. Con todo esto, lamentablemente tenemos el gusto modificado o atrofiado, según se mire, ya que estamos demasiado acostumbrados a los sabores de intensidad artificial. Los productos ecológicos, te aseguran salubridad, nutrición y un sabor original, auténtico e intenso. Si un tomate ecológico es más dulce o no, dependerá de la calidad de su semilla, de su variedad, de la calidad de la tierra en la que ha sido plantado, de las horas de sol natural a las que ha sido expuesto o incluso de la hora en la que ha sido recolectado. - NO son productos caros
Aunque esta afirmación sorprenda a algunos de nuestros lectores, lo cierto es que aunque un producto ecológico pueda costar algo más que un producto cultivado industrialemente, no son caros en relación a su calidad. Es decir, si tenemos en cuenta que en la misma cantidad de producto encontraremos mayor cantidad de principio activo y nutrientes, que es lo que realmente queremos conseguir cuando compramos ese producto, entenderemos que los productos ecológicos no son en esencia más caros, sino que tienen (o deberían tener si no se cae en la especulación y el abuso) un precio justo. Por otro lado, hoy en día, gracias a la demanada creciente de productos ecológicos, cada vez más y más agricultores y productores nos ofrecen mayor variedad de productos, a precios cada vez más competitivos.