Añadir en un bol grande el aceite, la matequilla, los huevos, el azúcar y la harina.
Batir hasta obtener una crema suave y añadir la levadura y la nata.
Batir de nuevo y reservar.
Por otro lado, pela y ralla las zanahorias (con un rallador normal lo puedes hacer bien pero ten cuidado con los dedos!).
También pela y trocea las nueces. Puedes poner más de una taza, cuantas más pongas más rico queda!
Mezcla la crema inicial con las zanahorias y las nueces y remueve hasta que quede homogéneo.
Después vierte toda la crema en un molde redondo (engrasado y enharinado para que se desmolde bien), y déjalo en el horno (previamente caliente), durante 30 minutos aproximadamente, a 180º. Cada horno es un mundo, así que después de los primeros 20 minutos y siempre y cuando el bizcocho ya haya subido, comprueba su estado pinchándole un cuchillo hasta que salga limpio.
Consejo: Una vez que el bizcocho ya esté frío y desmoldado, te recomendamos que lo bañes con una crema de queso y limón que le da un toque genial. La crema la puedes hacer muy fácil: pones a calentar 1 cucharada grande de mantequilla, 2 o 3 cucharadas grandes de queso mascarpone (lo venden en casi todos los mercados en la zona de los refrigerados), 1 o 2 cucharada de nata, 3 cucharadas de azúcar y el zumo de medio limón. Las cantidades nos son muy exactas porque se trata de que consigas una crema ligera, y depende mucho de la consistencia del tipo de queso, de si la nata es líquida o montada, del tamaño del limón... Remueves hasta que quede una cremita ligera y rocías el bizcocho hasta que cubra toda la superficie, si escurre por los lados quedará genial. Una vez que se enfríe, esta crema quedará sólida y como queda blanca, invita a que te animes a decorar el bizcocho como más te guste (con zanahoria rallada, nueces picadas, rallas, adornos de azúcar...).