4 de December de 2024 Última actualización 8 de Dec, 2022 - 07:54

Motivos por los que consumir productos ecológicos.

Desde nuestra revista digital nos posicionamos en contra de la manipulación genética de los alimentos tal y como es gestionada hoy por hoy, no obstante en este artículo expondremos también también las virtudes de la manipulación genética agrícola.

 

transgénicos SI

La manipulación genética de los alimentos nació para paliar la necesidad de alimentar cada vez a más millones de personas en todo el mundo con menos terreno agrícola para destinar a este fin.

Uno de los mayores defensores de la manipulación genética para cultivos agrícolas es un importante ambientalista americano Stewart Brand, que alega que esta técnica es imprescindible para alimentar a toda la población mundial de forma rápida, eficaz, creando cultivos más resistentes a las plagas y enfermedades y así reduciendo a la vez la cantidad de pesticidas y fertilizantes químicos tan perjudiciales para la salud.

La superpoblación mundial y el crecimiento de los países 'en vías de desarrollo', como China o India, y el despilfarro consumista de los países desarrollados (el consumismo impuesto y desmesurado es otro gran problema que causa desequilibrios en muchos y diferentes ámbitos), exigen soluciones de abastecimiento difíciles de solucionar, ya que cada vez existe más población que alimentar, también cada vez son más grandes las distancias entre núcleos de población y la contaminación y la devastación del terreno natural limitan cada vez las condiciones favorables para la agricultura.

Eliminar estas técnicas de manipulación genética aplicadas a la agricultura, hoy por hoy sería muy complicado, para algunos inviable, ya que costaría mucho conseguir este nivel de “eficacia” en los cultivos de forma natural, a la vez que encarecerían mucho los precios de los alimentos frescos.

Es decir, la manipulación genética puede dar lugar a alimento barato, nutritivo y “limpio”, a la vez que permite “ahorrar” terreno agrícola que tanto escasea hoy en día.

Hasta aquí todo parece perfecto, estamos de acuerdo con la manipulación genética agrícola, pero entonces ¿por qué cada vez existe más hambre y pobreza? ¿por qué los alimentos parecen ser de menor calidad? ¿por qué a pesar de ser más baratos, cada vez se consumen menos productos frescos.

transgénicos NO

Como en tantos otros casos cotidianos, el problema surge en la forma y el método, no en el fondo. Es decir, el problema no es la manipulación genética o los avances científicos en este campo, sino en el uso que se hace de estos avances.

A la vista de todos está que el uso de las técnicas de manipulación de cultivos, no solo no ha eliminado el hambre del mundo, y tampoco ha frenado la contaminación de cultivos, y menos aún ha mejorado la calidad de los alimentos o la vida de los agricultores, sino que simplemente ofrece una mayor rentabilidad de esos cultivos que favorece al mercado de importación y exportación y a los acuerdos mercantiles entre naciones.

Cierto es que los alimentos transgénicos resisten mejor las plagas, las inclemencias, son mas dulces a veces, y tienen una piel más resistente para facilitar su transporte, y además, son productos baratos que casi cualquiera puede consumir. El problema es ¿a qué precio conseguimos todos estos supuestos beneficios?.

  • La cara oculta de los productos transgénicos es que en la gran mayoría de los casos tienen disminuidas sus propiedades nutritivas (o terapéuticas en el caso de plantas medicinales), ya que se antepone conseguir alimentos rentables por encima de conseguir alimentos nutritivos.
  • Por otro lado, cientos de estudios a lo largo de todo el mundo, afirman que los alimentos transgénicos pueden desencadenar (o desencadenan) consecuencias inesperadas en nuestro organismo, tales como alergias o enfermedades autoinmunes, ya que nuestro cuerpo “no reconoce” las cadenas genéticas alteradas, y tiende a generar rechazos hacia los alimentos que las contienen.
  • Algunos otros estudios también nos advierten que el uso de estos productos alterados genéticamente pueden producir resistencia a los antibióticos, ya que muchas de estas manipulaciones alimentarias se llevan a cabo introducciendo genes de baterias. Por otro lado, estas nuevas especies vegetales más resistentes, pueden dar lugar a toxinas o microorganismos más resistentes también, y por lo tanto, más peligrosos.
  • Existe también un gran problema con la alteración de la esencia natural de muchas especies, de hecho, algunas especies vegetales han quedado alteradas o “mutadas” artificialmente para siempre, y en algunos casos esto puede afectar muy seriamente a los diferentes ecosistemas y al equilibrio medioambiental.
  • Por otro lado, la manipulación genética no solo afecta a los cultivos agrícolas, sino también a las ganaderías, ya que trabajan para conseguir gallinas que pongan más huevos, vacas que den más leche o pollos con más volumen muscular, y una vez más ¿a qué precio?.

Surgen cientos de cuestiones éticas y sanitarias, ya que desconocemos las consecuencias de insertar genes de ranas en cadenas genéticas de nueces, por ejemplo, y saltan miles de alarmas de estudios que relacionan el Parkinson, las alergias o el Alzheimer con la alimentación, pero en cambio, se siguen practicando estas manipulaciones genéticas, sin escuchar estas alarmas ni las miles de voces que queremos defender nuestro derecho a la información (cuanto menos), y así, día tras día, cada vez avanzando un paso más allá, jugando con fuego, los mercados siguen exponiendo a toda la población mundial a unas consecuencias inciertas para nuestra salud y nuestro equilibrio natural, a cambio de su margen de beneficios más amplio... Al menos deberían cumplir su propósito inicial y producir alimentos sanos y sostenibles para nutrir a toda la población ¿o quizá era solo una excusa para conseguir carta blanca de actuación?.

Una vía de escape es el consumo de alimentos ecológicos, de temporada, frescos o poco elaborados y de cultivo local (cercano). Otra vía de escape, la más poderosa, es la información y la exigencia; tenemos derecho a la información de los procesos y tenemos derecho a exigir el cumplimiento de las leyes de protección sanitaria, protección medioambiental y respeto social y moral.

Aunque el hombre es un animal omnívoro y lleva consumiendo carne desde el principio de sus días, hoy por hoy este hábito que para muchos ha llegado a convertir la carne en el principal ingrediente en su dieta pero la forma en la que se trata la ganadería, tiene muchos inconvenientes importantes y perjudiciales para la salud.

Desde nuestra revista digital pocas veces tomamos posturas radicales y no pretendemos juzgar, por eso, en esta ocasión como en otras, simplemente queremos informar y analizar objetivamente los inconvenientes de una ingesta elevada de carne desde varios puntos de vista, entre ellos la salud.

¿Qué es la carne?

Cuando hablamos de carne en este artículo nos referimos a lo que entendemos coloquialmente por carne, es decir, músculo y vísceras de animales terrestres y en concreto nos referimos a la más consumida: vaca, cerdo, cordero y pollo. Además en este artículo nos referimos a la carne cuyo origen proviene de granjas industriales (el 90%). El pescado y el marisco, aunque en teoría también son carne, siguen sus propias normas de producción, con otros problemas y ventajas independientes de la ganadería.

Salud y exceso de carne en la dieta

La carne en general (cada una con sus características particulares), es una fuente de hierro y fósforo, y también contiene vitamina B que pierde cuando se cocina. Apenas contienen hidratos de carbono y fibra, y suele contener un gran porcentaje de grasa, al menos un 20%, así como otro 20% de proteínas. La grasa animal está compuesta principalmente por grasas saturadas y colesterol.

Como comentamos, la carne es una fuente principal y casi exclusiva de proteínas y grasa. Un exceso de proteínas en nuestra dieta provoca cambios en la composición de la membrana de las células, y esto da lugar a enfermedades como la gota, la hipertensión, problemas hepáticos, o un aumento del colesterol en la sangre; todos estos problemas tan cotidianos hoy en día, que en muchos casos se evitarían sustituyendo la carne por hortalizas, frutas o legumbres.

¿Ingerimos sufrimiento, hormonas y antibióticos?

Si. Por desgracia, hoy por hoy es un hecho que no da lugar a subjetividades que para abastecer el elevado consumo del carne en el mundo, las ganaderías malviven en granjas en las que los animales se encuentran con altos niveles de estrés y sufrimiento, inmovilizados, drogados y hormonados. Muchas de las sustancias con las que se tratan a los animales de ganadería, son prohibidos y retirados del mercado, después de llevar años empleándose y gracias a la denuncia e investigación de alguna ONG o asociación de consumidores. Pero por desgracia, estas sustancias son sustituidas rápidamente por otras que tardarán otro periodo de años en ser denunciadas, analizadas y retiradas, por supuesto, siempre una vez que los animales y consumidores han sufrido las consecuencias.

Se administran cócteles de hormonas para que crezcan y engorden rápidamente y conseguir ganaderías más rentables, también se les administran antibióticos rutinariamente para evitar que enfermen, y por si esto fuera poco, en muchos casos, su cadena genética es manipulada, una vez más con el fin de conseguir animales más rentables, aunque eso suponga una peor calidad nutricional en su carne o algún riesgo para los consumidores.

El estrés y el sufrimiento en los animales, al igual que en los seres humanos, tiene una respuesta química en el organismo (a nivel hormonal y de neurotransmisores), que se puede comprobar con sencillos análisis de sangre.

Por lo tanto, en la carne que se consume masivamente, se encuentran restos de hormonas tiroideas, masculinas y femeninas, esteroides, toxinas y antibióticos, por no hablar de los 'medicamentos', conservantes y otros químicos utilizados para durante el transporte, almacenamiento y comercio.

El consumo genera demanda, la demanda negocio y el negocio consumo, por lo que es difícil romper esta cadena, en la que todos y cada uno tenemos parte de responsabilidad.

La carne es muy cara

Desde un punto de vista nutricional y práctico, la carne resulta muy cara tanto en su proceso de obtención como para el consumidor, ya que los nutrientes que aporta la carne, básicamente proteínas y grasa, son fáciles de sustituir por otros alimentos infinitamente más baratos, por ejemplo los productos lácteos o los frutos secos. Por ejemplo 1 Kg de nueces alimenta 6 veces más que 1 Kg de carne, y además su obtención es mucho más sencilla y barata.

Mirando las cifras de las FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), sorprende el hecho de que, al contrario de lo que nos indica la lógica, no tiene que ver el nivel económico de un país con el consumo de carne, es decir, en países en los que la economía doméstica es muy precaria, se consume carne como base de la alimentación; y al contrario, en países con gran calidad de vida y economías muy saneadas el consumo de carne es considerablemente inferior.

El elevado consumo de carne perjudica el medio ambiente y no es sostenible

El consumo de carne a nivel mundial no ha parado de aumentar en los últimos 5 años, siendo China el mayor productor y consumidor de carne el segundo EEUU. Estos países consumen triplican en consumo de carne a Rusia y quintuplican a Australia . Los Países Bajos, Dinamarca o Tailandia se encuentran entre los países que menos carne consumen del mundo.

Se prevee que de seguir así la tendencia de crecimiento mundial y consumo de carne, para el 2020 habrá que aumentar la producción en un 40%.

Las ganaderías son muy caras de mantener como hemos dicho, ya que las granjas suponen un gasto muy elevado tanto de piensos (cereales) como de medicamentos (lo que supone gran riqueza para los laboratorios farmacéuticos), a la vez que generan muchos residuos y contaminación. En muchos casos consumen muchos recursos locales de agua, energía, combustibles y pastos por lo que en muchos casos, como está pasando en muchas zonas en Sudamérica, las empresas ganaderas arrasan literalmente cientos de hectáreas que dejan yermas e inservibles durante al menos otros 20 años, tiempo aproximado que tarda en recuperarse un terreno.

Para alimentar este gran número de ganado, hay que cultivar un gran número de cereales, donde entra en juego la agricultura actual con sus fertilizantes, pesticidas y cientos de compuestos tóxicos que dañan de manera irreparable el medio ambiente. Cuantas más granjas industriales, más habrá que rentabilizar los cultivos, para lo que se utilizará más cantidad pesticidas, fertilizantes y semillas procedentes de manipulación genética.

Para transportar, almacenar y conservar la carne, es necesario un gasto muy fuerte de recursos energéticos, que serían mucho más rentables si se utilizasen por ejemplo en el cultivo de otro tipo de alimentos, por otro lado, más nutritivos.


Resumiendo:

 

  • Salud: el consumo excesivo de carne contribuye a enfermedades graves como la hipertensión, el cáncer de mama, vejiga o colon, diabetes, obesidad, problemas cardiovasculares, gota...
  • Medicamentos: con respecto a este tema podemos decir que la industria que más se beneficia del alto consumo de carne es la industria farmacéutica, ya que vende cantidades masivas de medicamentos con los que tratar el ganado (de manera preventiva y aunque no lo necesiten), también mucha cantidad de productos par la conservación de la carne y a la vez venden cantidades ingentes de medicamentos para bajar la tensión, corregir el exceso de colesterol, y otros tantos problemas de salud relacionados con la mala alimentación que sufre gran parte de la población.
  • Gasto innecesario e insostenible: la producción de carne supone un gasto tremendo tanto de recursos ambientales como de dinero. Con una buena educación alimentaria, y cambiando un poco los hábitos culturales, cada familia podría ahorrar mucho dinero tanto en el tipo de comida, como en medicamentos. Según las Naciones Unidas se podría erradicar el hambre dedicando a la alimentación humana entre el 10 y el 15% del grano destinado al ganado.
  • Maltrato animal: Más allá de la percepción moral y ética de cada uno, los hechos nos dicen que los animales son maltratados, privados de dignidad, y en muchos casos, incluso manipulados genéticamente. Malviven con altos niveles de estrés y sufrimiento y todo esto de un modo impune, habitual y sin apenas responsabilidad; es decir, todo esto se ha convertido en un hecho “aceptado” que ya apenas llama la atención. Aunque de algún modo, la vida y su ciclo natural imparte justicia a su manera y tiende siempre a recuperar el equilibrio a cualquier precio.

De vez en cuando ocurre algún “accidente” tipo “vacas locas”, “gripe aviar” o “fiebre porcina” que nos pone en alerta acerca de los métodos utilizados en la ganadería actual, pero por desgracia pronto se nos olvida y la educación y la cultura nos lleva de nuevo a consumir cantidades ingentes de carne sin preguntarnos nada más y sin reparar en lo que ese hábito supone para el mundo. Reducir el consumo de carne liberaría mucho espacio natural, reduciría exponencialmente el gasto de recursos naturales, nos acercaría a un mundo más sostenible y mejoraría considerablemente nuestra salud y calidad de vida.

Maria José Moya, editora de Mi Estrella de Mar y afectada por SQMGracias a un comentario publicado en un artículo de nuestra revista digital conocimos a Mari Carmen, una paciente de fibromialgia y SQM que nos preguntaba acerca de los aceites esenciales ecológicos y nos puso al tanto de esta enfermedad, Sensibilidad Química Múltiple, y su grave situación actual. Seguimos investigando y dimos con un estupendo blog, Mi estrella de mar, gracias al que conocimos a su editora Maria José Moya (en la foto) que nos ha facilitado toda la información de calidad que necesitábamos para explicaros en qué consiste esta grave enfermedad y la mejor atención.

¿Qué es la SQM?

SQM son las siglas de Sensibilidad Química Múltiple, una enfermedad crónica que sobreviene cuando el cuerpo se satura de los QUÍMICOS SINTÉTICOS COTIDIANOS que lo rodean y como consecuencia genera a partir de entonces una respuesta patológica a nuevas exposiciones -aún mínimas-, que obligan al afectado a aislarse y a cambiar de forma drástica su vida para protegerse de ellos.

Existen indicios, aunque no estadísticas “oficiales” de que sólo en España más de 300.000 personas padecen SQM.

¿Qué desencadena la enfermedad?

  • La exposición a químicos sintéticos:
    • Continua, a cantidades bajas (en el aire, la comida, los productos de limpieza, etc.); o
    • Única, pero intensa (ej. una fumigación en nuestro puesto de trabajo).
  • Agentes cotidianos:
    Colonias, desodorantes, productos de limpieza, de aseo personal, detergentes y suavizantes para la ropa, tintas de libros, comida no-ecológica, agua del grifo, humo de tabaco, cartón, plásticos, telas sintéticas, materiales de construcción…

¿Qué síntomas presenta?

Muchos y variados dado que afecta a MÚLTIPLES SISTEMAS (nervioso central, respiratorio, músculo-esquelético, gastrointestinal, cardíaco, endocrino, dérmico...).
Entre ellos: faringitis - náuseas - dolor - fatiga crónica - vértigos - disnea - ronquera - disfunción cognitiva - fotofobia - fonofobia - petequias - migrañas - desorientación – arritmias...

Objetivo y necesidad...

El objetivo de este testimonio en primera persona realizado por Maria José Moya, y al que nos queremos sumar desde elherbolario.com al menos desde la labor de difusión, es describir de forma rigurosa y objetiva, el deterioro físico y emocional que suponen los continuos síntomas y crisis, para:

    • Concienciar a la sociedad de la importancia de vivir de forma sana, para prevenir nuevos casos
    • Acercar a los profesionales de la salud a lo que es 'una crisis' (aparte variabilidades de cada caso).

María José Moya Villén © 2010 MI ESTRELLA DE MAR
>> Si deseas ampliar información te recomendamos que visites: http://mi-estrella-de-mar.blogspot.com

En Julio de 2010 todos los productos ecológicos contarán con un nuevo distintivo común dentro de la Unión Europea, la 'euro-hoja'... No es que nos parezca un nombre muy agradable la verdad, pero lo importante es que después de un duro trabajo y compartida ilusión de muchos candidatos para crear una imagen representativa y sencilla, este anagrama nos asegurará la fiabilidad del cultivo y producción de los artículos ecológicos de la Unión Europea.

Euro-hoja

<< Euro-hoja: Diseño de Dusan Milenkovic, ganador del concurso de la UE para la elección de la nueva imagen del sello ecológico europeo.

Aprovechamos esta noticia para compartir con vosotros el interesante dato que revela que el consumo de productos ecológicos ha resistido estoicamente la crisis, es más, el consumo de estos productos ha aumentado en estos años así como los productores y agricultores que han escogido esta forma de trabajo. A pesar que los productos ecológicos son aproximadamente un 20% más caros que los de cultivo moderno, es un mercado que no ha cesado de aumentar y expandirse en los últimos 10 años.

A continuación os explicamos un poco mejor la importancia de una buena distinción de los productos ecológicos, a pesar de llamarse 'euro-hoja'...

Este nuevo sello, implica no solo un cambio de imagen con respecto al sello actual, sino un endurecimiento de las normas y las exigencias para obtener el certificado ecológico. Todos los productores que soliciten el certificado ecológico de la Unión Europea, pasarán un 'periodo de prueba' de dos años aproximadamente y estarán sujetos a una serie de normas y condiciones y sus procesos de cultivo serán controlados por inspectores del Comité Permanente de Agricultura Ecológica europeo.

Para que un producto obtenga la categoría de ecológico, no podrá utilizar pesticidas, ni sustancias transgénicas (alteradas genéticamente) y su producción deberá respetar los ciclos naturales de crecimiento y recolección. Estos son algunos de los requisitos que ya se imponen para obtener el sello ecológico, y en definitiva nos asegura que los productos que vamos a consumir no dañarán nuestro organismo ni el medioambiente. Por contra, y como hasta ahora, los productos que no cumplan con esta normativa no podrán utilizar en su nombre ni en su publicidad los términos 'bio' ni 'ecológico', ni 'eco', ni 'bio', etc...

Es mucho el camino que nos queda por recorrer, pero apostar por una alimentación sana, limpia y respetuosa con nuestro entorno, es un paso más para asegurar la continuidad de la vida y del entorno que hemos heredado y debemos asegurar próximas generaciones. El uso abusivo y extremo de pesticidas y transgénicos es un problema gravísimo que afecta a nuestra salud y vida cotidiana, así como a muchas especies animales y entornos naturales que están quedando destrozados irreversiblemente. Aunque por desgracia no se nos informa debidamente de ello, cada día, esa información tan necesaria está más cerca de nosotros.

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