Una vez descartados problemas físicos que imposibiliten la fecundación (esterilidad), llamamos infertilidad a los casos en los que el embarazo no llega de forma natural en un periodo aproximado de 10 meses. En la mayoría de los casos de infertilidad el problema se puede corregir y recuperar el equilibrio con un poco de constancia y los consejos de un buen especialista. Vamos a ver algunas recomendaciones para mejorar la fertilidad femenina desde el punto de vista de la naturopatía y la nutrición ortomolecular.
Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), España es de los países europeos con menos nacimientos en 2014, solo Portugal y Polonia tienen peores cifras que nosotros. Además de las causas socio-económicas, se suma la alta tasa de infertilidad femenina que en países supuestamente desarrollados se ha convertido en un problema cada vez mayor para miles de parejas, y es que aproximadamente un 20% de las mujeres sufre algún tipo de problema de fertilidad, a lo que debemos sumar los problemas de fertilidad masculina.
La salvia es una planta maravillosa con un montón de aplicaciones para la salud por lo que no puede faltar en nuestro botiquín naturópata, pero también existen muchas peculiaridades que debemos conocer para su correcto uso.
Empezaremos explicando que existen muchas plantas cuyo nombre comienza por “salvia”, algunas son de la misma familia, como la salvia roja, salvia romana, salvia negra y la salvia officinalis, y otras no, como la salvia santa, salvia real, salvia blanca o la salvia cimarrona.
Cada una de estas plantas tiene una composición química, y por lo tanto unas indicaciones, pero la que mejores propiedades medicinales tiene es la Salvia Officinalis, así que será a esa planta a la que nos referiremos a partir de ahora como “salvia”.
La salvia es de la familia de las Labiatae, y por lo tanto familia del romero, el orégano, la albahaca, la menta o la lavanda, todas estas especies muy comunes en España.
La salvia sobre todo se utiliza en forma de aceite esencial, el cual se extrae de sus flores y hojas donde contiene mayor cantidad de aceite esencial y por lo tanto de principio activo. Recordemos que el aceite esencial puro es una sustancia altamente concentrada, por lo que debe utilizarse en gotas. Para hacernos una idea mejor de su concentración, para obtener 10 ml de aceite esencial puro necesitaremos aproximadamente 2 kilos de flores y hojas de salvia.
Los aceites esenciales puros no son perfumes ni sustancias solo aromáticas, sino que son sustancias terapéuticas muy poderosas.
El aceite esencial de salvia es un extraordinario bactericida, por lo que podemos utilizarlo en general para tratar infecciones.
El aceite esencial de salvia officinalis contiene una sustancia llamada “tuyona”, que hace que el aceite esté más indicado con usos externos, ya que esta sustancia tiene ciertas peculiaridades con las que hay que tomar precauciones para su uso interno, por ejemplo tiene propiedades abortivas y en grandes cantidades, en general, puede resultar tóxica. En definitiva, el aceite esencial puro de salvia officinalis no deberá ingerirse a no ser en casos muy específicos y siempre sin rebasar la dosis de 3-6 gotas. Por ejemplo podemos añadir una sola gota de salvia en nuestra infusión para aliviar el dolor menstrual o los gases.
Se recomienda el aceite esencial puro de salvia en caso de llagas, gingivitis, piorrea y heridas o infecciones en la boca en general, para lo que deberemos realizar enjuagues (4-5 gotas de aceite puro de salvia en medio vaso de agua), ya que desinfecta y ayuda a cicatrizar. Con esta misma receta, podemos realizar gárgaras en caso de faringitis o amigdalitis producida por infección en la garganta.
En ambos casos después del enjuague o las gárgaras no debemos tragar el preparado.
Los mejores dentífricos naturales suelen contener aceite esencial de salvia, ya que ayuda a combatir las infecciones de las encías y las bacterias que producen caries en los dientes y muelas.
Para las heridas en la piel, granos o forúnculos, podemos aplicar una o dos gotas de salvia y nos ayudará a desinfectar y a cicatrizar rápidamente.
También podemos utilizar el aceite esencial de salvia para regular el exceso de sudoración y para regular nuestra temperatura corporal (mucho frío o mucho calor).
El aceite esencial de salvia también tiene una acción atrogénica, por lo que se utiliza como regulador menstrual y hormonal en casos de dismenorrea o infertilidad femenina, por eso muchos compuestos naturales para el tratamiento de la infertilidad contienen salvia entre sus ingredientes.
Ojo: En caso de lactancia o embarazo no se debe ingerir este aceite.
Aunque sobre todo nos acordamos de nuestras hormonas y metabolismo cuando decidimos adelgazar o cuando sufrimos algún trastorno sexual, lo cierto es que debemos ser conscientes de la importancia de nuestro sistema endocrino en otros tantos aspectos de nuestra vida. El equilibrio hormonal es muy delicado y mantenerlo es fundamental para nuestra salud. Hoy por hoy estamos expuestos a muchas sustancias que pueden alterar o romper ese equilibrio hormonal, por eso, como primer paso, debemos comprender su funcionamiento.
La Onagra (Oenothera biennis), prímula o hierba de asno es una planta muy aromática, de flores amarillas que permanecen cerradas hasta que se pone el sol. Es una planta muy utilizada hoy por hoy por sus propiedades beneficiosas para los problemas menstruales y la salud de la piel.
Es una planta procedente del norte de América, donde se utilizaba tradicionalmente como talismán para la cacería, así como para evitar las mordeduras de las serpientes, para lo que frotaban sus botas y ropas con flores de onagra.
Llegó a Italia en el siglo XVII donde se extendió por toda Europa como ingrediente culinario, ya que se utilizaban sus flores y semillas en todo tipo de ensaladas, guisos de verduras o para aderezar vinos. Posteriormente, ya en el siglo XX, se estudiaron en profundidad las propiedades medicinales de esta planta, y en concreto, se estudió uno de sus aceites esenciales, el Ácido Gamma-linoléico (AGL o GLA), que se encuentra en las semillas de la onagra.
Este ácido es del tipo Omega 6 y se encuentra en el aceite de borraja, la grosella negra y en las semillas de Onagra. Como este aceite esencial no se encuentra en nuestra dieta habitual, se consume como “complemento alimenticio”, normalmente en perlas que contienen el aceite puro, y generalmente de Onagra, ya que además de ácido gamma-linoleico, contiene otros aceites esenciales (entre ellos el ácido linoléico y oléico, presentes también en el aceite de oliva) beneficiosos para la salud y sin contraindicaciones o toxicidad.
El Ácido Gamma-linoléico actúa elevando los niveles de prostaglandina del organismo. La prostaglandina actúa como antiinflamatorio y ayuda a mejorar la circulación sanguínea y linfática, también disminuye la secreción de ácidos gástricos e interviene en la contracción de la musculatura del útero de la mujer y son liberadas en pequeñas cantidades durante la menstruación, el AGL también ayuda en el buen funcionamiento del hígado y los riñones en su labor depurativa.
Por las propiedades des sus aceites esenciales y componentes, se puede afirmar que el Aceite de Onagra tiene propiedades beneficiosas para el síndrome premenstrual, para la infertilidad (producida por problemas en trompas de falopio) y quistes ováricos, para la endometriosis, y para aliviar los síntomas de la menopausia.
También se recomienda para la artritis, problemas inflamatorios o derivados de una deficiente circulación sanguínea (problemas de varices, hemorroides, elevado colesterol...); también tiene excelentes propiedades hidratantes y nutritivas para la piel y las mucosas, por lo que su consumo, mejora la elasticidad y el aspecto de la piel, evitando su envejecimiento, las rojeces, las manchas, eccemas, etc... en general, evita la oxidación de los tejidos y por lo tanto el envejecimiento de los tejidos.
En definitiva, son muchas las propiedades del aceite de onagra y muchos los estudios que avalan su eficacia en múltiples tratamientos relacionados con los problemas menstruales, la calidad de la piel y los tejidos, la circulación sanguínea, e incluso en relación con la mejora del sistema inmunológico para prevenir las enfermedades autoinmunes.