El ser humano no es perfecto, eso todos lo sabemos, pero entonces, ¿por qué no nos permitimos equivocarnos, excedernos, tener un despiste, meter la pata o fracasar?. Parece que en la sociedad occiedental está mal visto el fracaso, injustamente mal visto, y no nos damos cuenta de que sin fracasos y equivocaciones no aprenderíamos nada, al menos no lo realmente importante, porque los errores nos hacen aprender, las crisis inventar, las rupturas, renacer... a fin de cuentas, vivir.
Nos castigamos sin motivo y de manera muy cruel muchas veces. Debemos intentar no “machacarnos” con frases negativas y autocríticas contínuas, ya que hacen un daño innecesario y no aportan nada mas que amargura. Muchas veces solemos utilizar frases como “soy idiota”, “todo lo hago mal”, “soy un fracasado”, o cosas mucho peores un día tras otros. No somos conscientes del daño que produce en nuestra energía esa negatividad proviniente de nosotros mismos un día tras otro tras otro. La autocrítica es buena y necesaria, pero sin exceso y con un fin práctico, constructivo... el insulto gratuito hacia uno mismo no suele llevar a ningún sitio. La negatividad atrae más negatividad, y no se trata de verlo todo de color de rosa o no ser realistas, pero debemos cuidarnos a nosotros mismos, a nuestros sentimientos. Deja que los demás sean perfectos... tú mientras puedes disfrutar de ser humano.