Siendo potable y con buena apariencia (cristalina, sin mal olor o sabor), el agua siempre nos parece igual, la bebemos tranquilos y nos bañamos en ella. Pero.. ¿y si hubiera realmente una gran diferencia entre un agua y otra?, una diferencia que a simple vista no podamos ver, ni oler, ni tocar… pero que varíe toda su esencia.
Teniendo en cuenta que nuestro cuerpo se compone de un 70% de agua, curiosamente, el mismo porcentaje que compone nuestro planeta, ¿no sientes curiosidad de ver que hay en el agua, ver realmente cómo es, en definitiva, “ir más allá”..?. Esta misma pregunta se la hizo el doctor Maseru Emoto, quien dedicó varios años al estudio del agua. Para tal finalidad, el doctor utilizó un Analizador de Resonancia Magnética (MRA) para examinar los cristales congelados del agua microparticuladala y de este modo tomar fotos. En este estudio, se tomaron muestras de agua de diferentes países, distintas ciudades, lagos, ríos, glaciares, manantiales.., estas muestras fueron congeladas y examinadas, tomándose fotos de cada una de ellas y obteniendo unos resultados realmente asombrosos, en algunos casos, de belleza indescriptible y en otros casos de una gran fealdad.
Lo mas curioso de este estudio, es que no se ajusta a la idea que pudiésemos tener preconcebida del agua aparentemente “pura” recogida en altas montañas, ya que cabría esperar que es “mas bonita” que un agua recogida por ejemplo en una gran ciudad.. y esto ocurre a veces, pero a veces no. La explicación de este hecho se sebe a varios factores, uno de ellos por ejemplo, es que cada país tiene su propio sistema para potabilizar las aguas, siendo unos más agresivos que otros con el medio ambiente (no todos los países utilizan cloro). Por otro lado, debemos tener en cuenta, la acción que el hombre ha ejercido sobre la tierra, depositando en ella infinidad de productos tóxicos, bien directamente, bien mediante toda la contaminación que generamos, lo que finalmente hace que la tierra se sature y pierda o merme su capacidad de filtrado del agua de lluvia, fluviales, etc. Por tanto, es posible que encontremos aguas aparentemente puras de manantial, que poseen un aspecto poco deseable para su consumo.
El doctor Maseru Emoto, también observó y recogió en su libro "Mensajes del agua", que el agua expuesta a diferentes condiciones ambientales, así como a diferentes frecuencias de sonido o imágenes, pueden variar su estructura, convirtiéndose en aguas bonitas o feas. Es decir, los cristales de agua toman formas distintas si son expuestos a una pieza de Beethoven o música Heavy Metal, así como si son expuestos a la frase 'te odio' o palabras como 'alegría' o 'confianza'. Son infinitas muestras las que se han tomado, y en todas queda patente que la estructura molecular del agua varía según el 'mensaje' que reciba, como si fuese capaz de traducirlo en forma y luz.
En definitiva, esta claro que deberíamos cuidar y mimar nuestro bien más preciado, el agua, ya que “somos lo que bebemos” y somos agua al fin y al cabo.