¿Quién no sabe lo que es la coca hoy en día?, seguro que hay poca gente por ahí a la que esa palabra no le suena de nada, bien sea por la asociación con la sustancia adictiva que se obtiene de esta planta, bien sea por la parte que juega en la que probablemente es la bebida más conocida del planeta después del agua, bien sea por la infusión que se consigue de sus hojas, o los más versados (que son los menos) la conocerán también por sus propiedades medicinales y hasta chamánico-adivinatorias.
Incas y otros padres de la coca
Sin embargo hace poco más de 200 años todavía permanecía desconocida para la gran mayoría del mundo excepto para los círculos médicos de finales del siglo XIX y para los pobladores de los países andinos, que la vienen conociendo al menos desde la época de los primeros incas (aproximadamente 1200 DC), aunque según diversas fuentes los primeros vestigios de hoja de coca se han encontrado mucho antes, entre los años 1500 AC y 4000 AC. Los primeros vestigios de hoja de coca se encuentran en las ruinas de Huaca Prieta, que fue un asentamiento humano situado en la desembocadura del Río Chicama en La Libertad, Perú, que se desarrolló aproximadamente entre los años 2500 AC y 1800 AC (periodo arcáico tardío).
Aparte de los vestigios antiguos que parecen demostrar que los antiguos habitantes de los andes conocían y utilizaban la hoja de coca, poco se sabe sobre para qué la utilizaban ni sobre sus costumbres al respecto. Avanzando unos 4000 años en el tiempo y situándonos en la época de la conquista española nos encontramos ya con documentos escritos por los múltiples cronistas de la época que relatan las costumbres y leyendas incluso de los primeros tiempos de los incas. Cuentan que durante este periodo (entre el año 1200 DC y el año 1532 DC) la coca era considerada como una planta sagrada únicamente accesible al Inca y a la élite gobernante, utilizada sobre todo como anestésico y desinfectante durante las cirugías de tumores cerebrales conocidas como trepanaciones craneales así como durante las intervenciones por lesiones de guerra . En este sentido es importante ilustrar al lector sobre el avanzado conocimiento en este campo de la cirugía por parte de esta antigua civilización según numerosas investigaciones, la más reciente publicada en el American Journal of Physical Anthropology de la que se hizo eco el diario El Mundo en un artículo del 16/05/2008.
Muchos años más tarde, cuando la conquista del imperio incaico se hallaba consumada, el uso de las hojas de coca dejó de ser un lujo de unos pocos y se extendió entre las tierras conquistadas, dándose a conocer por primera vez al viejo mundo por allá por el año 1600 DC, junto al tabaco y al cacao. Ya en estos primeros años de apertura al mundo su utilización tuvo defensores y detractores, polémica que hasta el día de hoy sigue en pie. Los defensores en aquella época eran los colonos, que animaban a los indígenas a consumirla sin ningún tipo de limitación, ya que de esta forma aguantaban más y mejor la explotación a la que eran sometidos en las minas de plata. Por supuesto los detractores del consumo indiscriminado eran los que más se preocupaban por el maltrato de los indígenas, entre quienes se encontraba Huamán Poma de Ayala (cronista indio del Perú durante la Conquista de América), que afirmaba que masticar hoja de coca quitaba las ganas de comer, lo que a la larga desembocaba en la muerte de los indios por inanición. Por suerte o por desgracia, según desde qué ángulo se mire, las quejas de los detractores de la coca terminaron cayendo en saco roto debido a los beneficios que proporcionaba su cultivo y comercialización, terminando por introducirse completamente en la sociedad criolla de aquella época.
Sigmund Freud y la coca
Y llegó 1884. Se puede decir que este fue un mal año para la fama de la coca. Por aquel entonces ya había algunos círculos en Europa y EEUU en los que estaba siendo utilizada a nivel médico. Fue entonces cuando Sigmund Freud, el fundador de la escuela psicoanalítica, cometió el error de definir la cocaína como “un concentrado de hoja de coca”, error que resultó fatal para el futuro de esta planta, pues a partir de entonces creció la tendencia de confundir ambos términos hasta el punto de que la desinformación actual lleva a pensar que ambas cosas son lo mismo.
Freud utilizaba la cocaína como estimulante y analgésico, habiendo escrito diversos artículos que hablaban de las propiedades antidepresivas de esta sustancia llegando a pensar que se trataba de la panacea para muchos desórdenes psíquicos. Él mismo se la prescribió a su amigo Ernst von Fleischl-Marxow (fisiólogo y físico austriaco que investigó la actividad eléctrica del cerebro) para ayudarlo a superar su adicción a la morfina. Pocos años más tarde Ernst desarrolló un caso agudo de psicosis debida a la cocaína como resultado del tratamiento prescrito por Freud y poco tiempo después murió. A pesar del trágico fallecimiento de su amigo y a pesar de que por aquella época también empezaron a reportarse numerosos casos de adicción y sobredosis debido a los tratamientos médicos basados en cocaína en muchas partes del mundo, se especula que Freud siguió empeñado en utilizarla en sus terapias y también a nivel personal y hay quienes incluso han llegado a decir que muchas de sus teorías psicoanalíticas son producto de la cocaína.
Entoces ¿qué diferencia hay entre coca y cocaína?
A nivel de definición es fácil: la cocaína es uno de los 14 alcaloides de la coca. Esto quiere decir, que si juntamos muchas hojas de coca y por algún procedimiento X las hacemos polvo, no obtendremos cocaína, sino una sustancia de 14 alcaloides junto con otra cantidad de elementos químicos no alcaloideos cuyo efecto poco tiene que ver con el de la cocaína. Dicho de otra manera y para corregir la definición que dio Freud, la cocaína no es un concentrado de hoja de coca, sino más bien un concentrado de un componente de esta hoja. Por si fuera poco, la concentración de cocaína en la hoja de coca es muy baja y por lo tanto ingerida de forma natural no produce toxicidad grave ni genera dependencia, sino que actúa como un estimulante leve mejorando la atención y coordinación de ideas, entre otros beneficios. Siendo simplistas se podría decir que el efecto que produce una ingesta natural sería el mismo que el de tomarse un café cargado.
Seguramente muchos se preguntarán, a raíz de la definición, ¿qué es un alcaloide?. En este caso la respuesta se complica bastante. No entraré en definiciones químicas, físicas ni biológicas, sino más bien en una definición sencilla basada en los efectos que las llamadas sustancias alcaloides producen en el cuerpo humano, que a efectos de este artículo creo que es más que suficiente.
Se pueden destacar los siguientes efectos: actividad analgésica sobre el sistema nervioso central (morfina y opio), actividad excitadora sobre el SNC (cafeína, cocaína), diversos tipos de actividad sobre el sistema nervioso autónomo (pilocarpina – tratamiento de glaucoma, atropina – tratamiento de bradicardia, asistolia, etc; efedrina – broncodilatador, vasopresor), actividad anestésica local (cocaína), actividad sobre el corazón (quinidina - propiedades antiarrítmicas, colchicina - actividad en el ataque agudo de gota), actividad antitumoral con eficacia en algunos tipos de cáncer (vincristina), etc. En definitiva, para no versados en la materia, los alcaloides son sustancias que actúan sobre el cuerpo de muy diferentes maneras y que tienen una estructura química determinada que los define como tales. En la naturaleza se dan a montones, sobre todo en el reino vegetal, aunque a día de hoy también se conocen algunos pocos alcaloides de origen animal.
Volviendo a la hoja de coca y a su composición, los estudios modernos demuestran que una hoja contiene aproximadamente 0.7mg de “hasta” 14 alcaloides. En realidad este número depende de la variedad de planta de la que estemos hablando, por eso el “hasta”. Se conocen hasta 283 especies de plantas de la familia de la coca, sin embargo sólo 2 de ellas producen cocaína. En concreto, la concentración de cocaína por hoja de coca en las especies que la contienen, según Jesús M. Idrobo (Instituto de Ciencias Naturales de Colombia), en los cultivos mejor conseguidos (los realizados por encima de los 1.500msnm tienen más concentración de cocaína que los realizados por debajo de esta altura) la cocaína supone aproximadamente un 2% de los alcaloides totales de la hoja, lo que significa que se pueden obtener 0.7mg x 0.02 = 0.014mg de cocaína por hoja de coca en el mejor de los casos. Haciendo una simple multiplicación podemos deducir que para obtener 1gr de cocaína harían falta 1000/0.014 = 71429 hojas de coca, y para obtener 1Kg de cocaína harían falta 71429000 hojas (¡maś de 71 millones de hojas!). No sé cuántas hectáreas de plantación de coca pueden ser esa cantidad de hojas, pero da la sensación de que son muchas y que por eso es tan cara y se adultera tanto. He llegado a leer por ahí en algunos foros que de medio kilo se pueden sacar hasta 5 de cocaína adulterada. Sabiendo que el precio medio de 1gr de cocaína en España es de 60€ deducimos que el precio de medio kilo es de 30mil € y el de 5 kilos sería de 300mil. Un negocio que mucha gente sin escrúpulos encontrará más que goloso, sin duda.
La coca y la cocaína hoy
Una vez se conoce un poco sobre su historia y aclarada la diferencia entre coca y cocaína todavía es posible seguir discutiendo sobre lo saludable o no que es consumir la hoja de coca en su forma natural, en la misma medida en que se pueden discutir los beneficios e inconvenientes del consumo del café, té o chocolate pues a fin de cuentas también son sustancias con propiedades estimulantes que en exceso pueden causar un amplio abanico de efectos negativos sobre la salud.
En mi opinión, a día de hoy todavía se está a falta de estudios serios sobre los posibles beneficios reales del consumo de esta planta, así como tampoco se han dedicado suficientes medios a la investigación de las propiedades aprovechables por la medicina actual. Por el contrario, podemos encontrar cientos de páginas, desde la wikipedia hasta varios blogs personales con información de distinta calidad sobre sus infinitas bondades a todos los niveles. No realizaré un listado de todas estas supuestas bondades que se le atribuyen por no haber podido verificar la información a través de ningún medio fiable, sin embargo hay un dato que me resulta realmente interesante y digno de que se realize un estudio a fondo: Hay quienes le otorgan propiedades nutricionales de valor incalculable haciendo referencia a estudios basados en la observación de ciertas comunidades nativas de la amazonía que utilizan harina de coca en su dieta habitual, llegando a afirmar incluso que esta harina podría ser una solución barata a la desnutrición en zonas poco favorecidas de los andes ya que su cultivo en las zonas de las que es originaria (praderas de montaña o terrazas del altiplano en climas tropicales y subtropicales) es realmente sencillo al no necesitar practicamente cuidados. Esta afirmación pierde algo de credibilidad si pensamos que no hay documentos históricos que ratifiquen esta forma de consumo de hoja de coca entre las culturas preincaicas, e incluso se puede constatar todo lo contrario leyendo a los cronistas de la conquista que afirmaban que la hoja de coca era utilizada sólo por las clases altas para situaciones muy determinadas y en ritos ceremoniales, más no era un recurso accesible al pueblo llano, pero en mi opinión merece la pena darle una oportunidad a la idea y explorarla a fondo.
Este año, 2009, ha sido importante para la hoja de coca ya que en marzo en Perú se aprobó un proyecto de ley que autoriza su transformación y comercialización como harina y saborizante para el consumo humano. Durante el proceso de ratificación de este proyecto de ley se alzaron múltiples voces en contra entre las que estaba la de María Méndez, investigadora del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, que sostiene entre otras razones que de esta forma se abren las puertas al narcotráfico ya que los campesinos cocaleros usarán la harina de coca como fachada de cultivos legales. Alfonso Zavaleta, Jefe del Área de Investigación del Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (CEDRO) también afirmó que la harina de hoja de coca carece de valor nutricional y que es tóxica para el ser humano. En Bolivia el gobierno de Evo Morales quiso usar la coca como herramienta de lucha contra la desnutrición sin embargo, según María Méndez, el Colegio de Nutricionistas de Bolivia se pronunció e hizo retroceder al ministro de Salud en esta iniciativa. Pero finalmente el proyecto de ley salió adelante con sólo 3 votos en contra y 8 a favor (diario peruano El Comercio, 12/03/2009). Esta ley reabrió el debate en la sociedad sobre este controvertido punto.
Coca y Coca-Cola
En EE.UU. desde hace más de 100 años ha reinado una doble moral sobre este tema. Desde que en 1885 se inventó la Coca-Cola (un extracto de hojas de coca y semilla de cola) este país viene siendo el mayor comprador “legal” de hoja de coca (compra 220 toneladas de hoja de coca al año a Perú y Bolivia), lo que le permite producir 500 millones de botellas de Coca Cola al día (datos de Luís Gómez, The Narco Bulletin, 28 de enero de 2005). Esta compra es legal entre comillas ya que en realidad la venta de hoja de coca es ilegal en todo el mundo incluyendo EE.UU. “pero no para la empresa gringa” (Evo Morales en enero de 2006 según Gregorio J. Pérez Almeida). Es decir que entre los ciudadanos y las empresas andinas no se puede comercializar libremente la hoja de coca, pero la Coca-Cola sí puede comprar la cantidad que quiera en cualquier país andino que la produzca. Esto hace pensar mal, ya que Coca-Cola es la única compañía del mundo que, dado este escenario, podía producir esta bebida a base de coca, monopolizando un mercado floreciente de fabricación de bebidas basadas en la hoja de coca, compañías entre las que se encuentran “Vortex Coca Energy” (Holanda) y “K-Drink” (Perú). Por otro lado, están los lobbies anglosajones del té y del café que también se oponían a la comercialización libre de infusiones de hojas de coca bajo el pretexto de que servirían sobre todo para la fabricación de cocaína.
La apertura por parte de Perú para producir harina de coca de forma legal para el consumo humano supone un nuevo marco legal que permite a estas empresas y a las que puedan florecer al amparo de la misma ley competir contra Coca-Cola y eventualmente eliminar el monopolio que ha venido ejerciendo sobre el uso de este ancestral recurso, así como abrir al mundo un mercado creciente de consumidores del que ya empieza a ser más conocido “mate de coca”, infusión equivalente al té que en Perú lleva fabricando y vendiendo la Enaco (Empresa Nacional de la Coca) desde hace muchos años exactamente en el mismo formato que las bolsitas de té, así como de múltiples infusiones de otras plantas mezcladas con coca (menta con coca, cocalyptuss, uña de gato con coca, anís con coca, etc). Por supuesto que se legalice en Perú su libre fabricación no significa que se legalice en el resto del mundo su compra, sin embargo es un paso adelante.
Como siempre a lo largo de la historia de esta planta, la polémica está servida. Lo verdaderamente importante es el uso que se haga de este recurso natural. Su mera existencia y el mal uso que le ha dado occidente junto a los graves daños que ha causado a millones de personas en las últimas décadas nos debe hacer reflexionar sobre el uso que le queremos seguir dando y sobre lo mucho que todavía podemos aprender sobre esta planta si se dedicasen los esfuerzos necesarios para investigar a fondo de una vez por todas sobre sus posibles usos médicos o para descartarla definitivamente para tales fines con total rigor científico. Desgraciadamente a día de hoy todavía no hay ningún estudio serio y completamente concluyente -que yo haya encontrado- que aclare el antiguo debate sobre si la coca es realmente tan buena como dicen o si sólo se trata de una hoja con propiedades estimulantes y poco más.