16 de October de 2024 Última actualización 8 de Dec, 2022 - 07:54
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Durante los últimos años muchos profesionales sanitarios han optado por la terapia ortomolecular en sus tratamientos, también conocida como nutrición celular. En realidad su práctica se lleva realizando desde hace décadas por nutricionistas, médicos y naturópatas, pero ahora se reconoce el término ortomolecular que aúna las bases de esta terapia.

El Premio Nobel de Química (1954) y Medicina (1969), Linus Pauling, fue el creador del concepto Ortomolecular, pero no fue el único, ya que Abram Hoffer (oncología ortomolecular y psiquiatría), Carl Pfeiffer (bioquímico y médico), Michael Leser, Roger Williams, Leonard Mervyn, Louis de Brouwer (biólogo) o Otto Warburg (Nobel de Medicina) también acreditaron la terapia ortomolecular.

¿Qué es la medicina ortomolecular?

Es la ciencia sanitaria que se encarga de restablecer la salud y el equilibrio metabólico y químico del organismo mediante los nutrientes.
Está basada en la premisa de que la mayoría de las enfermedades frecuentes de nuestra sociedad no se desarrollarían si el organismo contase con un aporte óptimo de nutrientes, es decir, nutrientes necesarios y en la cantidad necesaria para cada organismo y sus circunstancias.
La terapia ortomolecular actúa desde un punto de vista preventivo pero también curativo, ya que muchas enfermedades están basadas en desequilibrios metabólicos-químicos del organismo, y por lo tanto desaparecen al restablecer el equilibrio de nutrientes y su aporte a las células.

¿Cómo actúa?

En la práctica, la terapia ortomolecular actúa completando el cuadro nutricional necesario de cada persona, basándose en sus circunstancias personales, una correcta nutrición y en la suplementación guiada. Los 3 puntos son igual de importantes, ya que la toma de suplementos nutricionales variará en función de las circunstancias y nunca sustituirá a una correcta alimentación.

Macronutrientes y micronutrientes

Los nutrientes son los “ladrillos” que componen nuestro cuerpo y hacen posible su vida. Gracias a nuestro metabolismo convertimos los nutrientes en tejidos y también en energía necesaria para que tengan lugar todas las reacciones fisiológicas que hacen posible la vida.

  • En gran cantidad (macronutrientes): Proteínas, Grasas, Carbohidratos, Agua
  • En menor cantidad, pero esenciales para el bienestar (micronutrientes): ácidos grasos esenciales (omega), vitaminas, minerales, aminoácidos, fibra, probióticos, enzimas y otros nutrientes accesorios (plantas medicinales y compuestos con alto valor metabólico).

La medicina ortomolecular cuenta con suplementos sencillos basados en estas sustancias nutritivas, por lo tanto, no son medicamentos, sino alimentos fraccionados, comprimidos y concentrados, y por lo tanto su toxicidad es prácticamente nula en la mayoría de los casos y en otros casos muchísimo menor que la mayoría de medicamentos.

¿Para quién es recomendable?

La terapia ortomolecular es adecuada para cualquier persona, enferma o no, en cualquier etapa de su vida, pero especialmente para personas que viven en sociedades “desarrolladas”.
Existen algunos factores muy comunes en nuestra sociedad que causan carencias nutricionales y por lo tanto hacen necesaria una dieta cuidada y una suplementación en muchos casos:

  • La contaminación agroalimentaria con pesticidas, fertilizantes tóxicos.
  • El procesamiento alimentario con cientos de aditivos.
  • Una cultura gastronómica incorrecta, con exceso de carne y cocinados a altas temperaturas.
  • Abuso de medicamentos.
  • Toxicidad del organismo por el alcohol, el tabaco, la contaminación, las drogas, los aditivos...
  • Actividad física excesiva o insuficiente, que modifica nuestras necesidades nutricionales específicas
  • El estrés, que agota nuestras reservas de nutrientes. Este es uno de los factores más importantes.


¿Por qué megadosis de nutrientes?

La terapia ortomolecular es reconocida por recomendar “megadosis” de nutrientes, es decir, dosis más altas de nutrientes de lo consideradas como “normales” hasta ahora. Esto es porque las recomendaciones diarias establecidas como normales según las instituciones gubernamentales están obsoletas, es decir calculadas en base a condiciones de vida que no tienen nada que ver con las condiciones de estrés y nutrición de nuestros días. Por otro lado están otra basadas en las cantidades mínimas para sobrevivir, no para vivir con calidad de vida y libres de enfermedades.
Hay quién apunta a que estas cantidades obsoletas recomendadas por las instituciones y muy por debajo de lo que hoy recomienda la ciencia, responden a intereses económicos de la industria médico-farmacéutica, ya que los nutrientes son baratos y de fácil obtención y además, al ser alimentos, no medicamentos, no se puede patentar su uso. Es decir, aunque son tratamientos prácticos no son rentables para la industria farmacéutica.
Uno de los casos más notorios, es el de la Vitamina C, para la que el CSIC recomienda 45 mg/día y la medicina Ortomolecular en cambio recomienda aproximadamente 20.000 mg/día. Otro ejemplo no tan llamativo, el CSIC (España) recomienda 330 gramos de Magnesio al día para lo que la medicina ortomolecular recomienda entre 1.000 y 2.000 mg al día (según circunstancias).

Las CDR (Cantidades Diarias Recomendadas) o CDO (Cantidades Diarias Orientativas) son valores orientativos, no objetivos individuales, ya que las necesidades de nutrientes pueden variar mucho de unas personas a otras dependiendo de su edad, su sexo, su enfermedad, su trabajo, su alimentación, etc.

El terapeuta ortomolecular

Es necesario tener ciertos conocimientos biológicos y fisiopatológicos (enfermedades) para poder diseñar una terapia ortomolecular adecuada, es decir, el suplemento que a una persona le ha ido muy bien, no tiene por qué ir bien a otra persona, ya que las necesidades de cada uno dependerán básicamente de su alimentación, de su condición física y de sus circunstancias (salud, actividad, contaminación, edad, sexo, estrés emocional, equilibrio hormonal...). Por todo esto, si queremos seguir una terapia ortomolecular correcta no bastará con tomar unos u otros suplementos ya que es necesario contar con la experiencia y formación de un terapeuta ortomolecular, médico o naturópata que conozca a fondo el funcionamiento de los nutrientes y su relación con las principales enfermedades.
Además, para tratar cualquier enfermedad es necesaria una visión global de la persona, desde un punto de vista físico y emocional y no basarse en una sola terapia (ortomolecular o no), ya que en lo que se refiere a la salud, el éxito se consigue trabajando desde varios pilares a la vez.

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Elena Cibrián
Naturopatía y Coaching sanitario
www.tunaturopata.es
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