En los últimos años el aceite de oliva se ha convertido en el rey de la cocina, un trono muy merecido, pero no debemos olvidar las bondades del aceite de girasol. En cualquier caso, la calidad del aceite y su uso es lo importante, más allá de si el aceite es de oliva o de semillas. Debemos procurar comprar aceites en tiendas biológicas o en tiendas especializadas si es posible, ya que la elaboración de muchos aceites 'baratos' o muy elaborados (por ejemplo en cápsulas) pasa por someterlos a altas temperaturas que eliminan todo su valor nutritivo. Es decir, el aceite si es prensado en frío, de primera presión, y consumido crudo, mucho mejor.
Existen muchos tipos de aceite, pero en esta ocasión nos centraremos en el aceite de oliva y el de girasol.
Este aceite es extraído de las pipas y semillas del girasol. Se utiliza para la elaboración de velas, pinturas, jabones... pero su uso más común es en la gastronomía. Tiene un alto contenido en ácido linoléico (Omega 6) y en Vitamina E. Esta vitamina tiene un importante papel antioxidante para el organismo, es decir, entre otras cosas, previene el envejecimiento celular.
El ácido linoléico no es producido por el organismo, por eso es muy importante ingerirlo, por ejemplo por medio del aceite de girasol. Su propiedad más destacada es la de mejorar el sistema circulatorio, ya que refuerza los vasos sanguíneos y estimula la producción celular. Básicamente podríamos resumir diciendo que al funcionar bien o mejor el sistema circulatorio, se evitan problemas cardíacos, los órganos y músculos están mejor oxigenados. Pero debemos advertir que un exceso de Omega 6 es perjudicial para la salud. Es ácido graso, poliinsaturado, y su exceso es difícil de eliminar por el organismo. El exceso de Omega 6 se contraresta con Omega 3 (pescado, soja, fresas, piña, nueces...).
Últimamente se están comercializando aceites de girasol con alto contenido oléico (que se obtiene de unas semillas de girasol específicas), que lo hace más resistente a las altas temperaturas, y contiene lipoproteínas de densidad alta (HDL, o colesterol bueno), por esto se asemeja más al aceite de oliva, pero manteniendo un precio más asequible.
El aceite de girasol tiene un sabor muy suave, por lo que es ideal para aromatizarlo con cualquier otro aceite esencial que nos guste, por ejemplo hinojo, eneldo, cilantro, romero o guindilla.
Existen muchos tipos de aceite de oliva, dependiendo de su elaboración o del tipo de aceituna utilizada. El mejor aceite de oliva es el Aceite de Oliva Virgen Extra Ecológico, ya que este tipo de cultivo no contiene productos químicos (fertilizantes y pesticidas) y mantiene todos sus nutrientes y propiedades intactas.
Contiene ácido linoleico (omega 6), y vitamina E, como los aceites de semillas, pero este además, contiene un alto porcentaje de Ácido Oléico, que es muy importante en la regulación de las tasas de colesterol en sangre y el antienvejecimiento celular. Además, este ácido, es más resistente al calor, y por esto hace que el aceite de oliva sea mejor que cualquier aceite de semillas para fritos, ya que evita que los alimentos absorban tanta cantidad de grasa y guarda mejor los nutrientes.
Tiene un sabor más fuerte que el aceite de girasol, por eso va muy bien aromatizarlo con esencias picantes, por ejemplo pimienta o ajo.
En cualquier caso, como decíamos anteriormente, cualquier tipo de aceite alimenticio o cosmético es mejor si es de producción ecológica, prensado en frío y consumido en crudo.
El Pu-erh o té rojo, es denominado también el “té de los emperadores” y el “té quemagrasa”, se cultiva en Yunnan, China, y se reconoce en todo el mundo por su poder depurativo y su poder para reducir la grasa y los niveles de colesterol.
Favorece los procesos metabólicos del organismo y evita problemas en el sistema circulatorio y el corazón.
Se han realizado diversos estudios a cerca del té rojo, y se ha determinado que sus propiedades especiales se deben a unos microorganismos que participan en su laboriosa y tradicional doble fermentación que lo preparan para su consumo y por su alto contenido en yodo.
Para que sus propiedades sean efectivas, se han de tomar al menos 3 tazas de este té al día, haciéndolo así, el organismo disminuirá sus niveles de colesterol y triglicéridos y mejorará la circulación sanguínea.
Por sus niveles de teína, este té también estimula el sistema nervioso, por lo que es recomendable evitar tomarlo antes de ir a dormir.