Nuestro olfato nos acompaña y ayuda a tomar decisiones a lo largo de nuestra vida, tanto es así, que desde que nacemos, nuestro olfato nos ayudará a algo tan importante como identificar a nuestros padres. Más adelante nos guiará a la hora de apreciar el gusto de un buen guiso, nos alertará si un alimento se ha estropeado o nos condicionará para elegir pareja.
¿Cómo es el proceso olfativo?
En el interior de la nariz, podemos encontrar 3 cornetes nasales en el interior de cada fosa nasal. Los cornetes están rodeados por una membrana llamada pituitaria, que se encarga de calentar el aire antes de que llegue a nuestros pulmones, a la vez que humedece y protege las paredes nasales con moco que a su vez es segregado por los senos nasales que rodean la nariz.
La pituitaria contiene cilios, que a su vez contienen receptores olfativos.
Aún no se conoce el número exacto de receptores olfativos, ya que se considera que puede haber entre cientos o miles. Estos receptores recogen las sustancias químicas que enviará al bulbo olfativo a través de las fibras nerviosas, y a su vez al cerebro, para la identificación de los diferentes olores.
El proceso olfativo se inicia cuando el aire junto con las moléculas de olor entran a través de nuestras fosas nasales. Cada “olor” está compuesto por muchos componentes químicos distintos, que son recogidos por los receptores. Cada receptor manda el impulso de su compuesto químico, y en el bulbo es donde toda la información se une para componer un olor, por ejemplo “olor a manzana” u “olor a jabón”, y de ahí, pasa a nuestro cerebro y de esa manera somos conscientes del olor y lo almacenamos para próximas ocasiones o para relacionarlo con situaciones, colores, formas, personas, objetos....
El sentido del olfato está muy relacionado con el sentido del gusto, por eso, cuando estamos resfriados y segregamos demasiado moco, éste tapona los receptores olfativos e impide que detectemos los olores o apreciemos el gusto de la comida. Lo mismo pasa cuando padecemos rinitis alérgica, ya que cuando los cornetes se inflaman, taponan las fosas nasales e impiden que las moléculas químicas lleguen a los receptores. Aunque como decíamos al principio nuestro sentido del olfato es mucho más débil que el de la mayoría de animales, por ejemplo los perros o los tiburones poseen un olfato cientos de veces más agudo que el nuestro, nuestros estímulos químicos olfativos afectan de una manera muy significativa a nuestro estado emocional y anímico, así por ejemplo, ciertos olores con composiciones químicas específicas puede excitarnos sexualmente, otros ciertos olores los asociamos con aspectos negativos y pueden hacer que nos sintamos tristes o enfadados, o por el contrario, un buen olor puede estimular nuestro cerebro de tal manera que desencadene un torrente de emociones positivas y agradables.
Aguileña, larga, recta o chata... sea como sea tu nariz cuídala y mantenerla sana, ya que los miles de olores que nos rodean pueden emocionarnos y aportarnos todo tipo de sensaciones especiales y únicas... si no que se lo digan a Jean Baptiste Grenouille!.