Podemos estar tristes, alegres, divirtiéndonos o aburridos, pero nada impide estar calmados, estar en paz, y cuando se consigue se obtiene un poco más de claridad, se 'avanza un nivel'.

Hoy en día estamos bombardeados por cientos de estímulos que nos entretienen, nos excitan y nos sorprenden, pero esas actitudes están muy sobrevaloradas. Tan necesario es saber dejarse llevar y entretenerse con distintos estímulos como saber estar calmado y en paz.

Nadie nos enseña a escuchar nuestros latidos, atender a nuestra respiración, a cortar pensamientos negativos de raíz y conseguir estar en paz, en calma y sencillamente, pasando un rato con nosotros mismos. Desde niños se nos educa para que aprendamos matemáticas y literatura, se nos explica que leer es bueno, que practicar deporte 3 veces a la semana es muy necesario, y que lavarnos los dientes es imprescindible. Todo esto es necesario y bueno, pero lo realmente necesario para tener equilibrio en nuestra vida, y lo que realmente nos ayudará a adaptarnos a nuevas circunstancias, superar problemas y aceptar éxitos con emociones sanas es la calma.

Los aspectos externos de nuestra vida son muy importantes, pero no hay que descuidar los aspectos internos. Manejar los tiempos y ritmos ayudarán a prevenir el estrés, dedicar tiempo a entender nuestro cuerpo, nos ayudará a mantenerlo sano, resolver aspectos de nuestra vida desde nuestro interior nos ayudará a aprender algo nuevo de nuestra vida o nuestras reacciones, y algo muy importante: entender otros comportamientos.

Cuando estamos en paz con nosotros mismos, estamos en paz con los demás... esta frase la oímos y leemos muy a menudo, pero no por eso pierde su sentido. Con mucha calma se puede ser muy tajante, con mucha calma se puede cambiar de vida, con mucha calma podemos desahogarnos,... no hay que confundir la calma con la pasividad o la dejadez, todo lo contrario... el estrés y el ritmo de vida hace que 'pasemos' de aspectos muy importantes para nuestra salud mental y nuestra vida. Recuperar la calma nos permite recuperar el control y el sentido de nuestros pasos.