Un cuerpo limpio de residuos tóxicos asegura un buen funcionamiento de sus órganos, lo que también se refleja en un aspecto saludable; pero por desgracia cada día es más difícil mantener ese estado “ideal” porque ni nuestra dieta ni nuestros hábitos ni nuestro entorno suelen ser los más recomendables. Vamos a explicaros algunas claves sencillas para depurar nuestro organismo sin 'limpiar' tu bolsillo.
Muchas de las dolencias comunes que sufrimos, más o menos graves, suelen tener su raíz en algún tipo de intoxicación, por ejemplo la retención de líquidos, la hipertensión, el acné, la falta de energía o el cansancio, suelen ser síntomas comunes en un organismo intoxicado.
Cuando hablamos de intoxicación nos referimos a algo tan común (y a la larga peligroso) como la acumulación de residuos metabólicos que se producen en nuestro cuerpo cuando:
Todo esto, o bien produce un mal funcionamiento de nuestros órganos “depurativos” o bien deja directamente en nuestro cuerpo residuos químicos: ácido úrico, nicotina, etanol, butano, monóxido de carbono, nitritos, metano, ácidos, excesos de grasas saturadas, metales pesados... , que si no se eliminan correctamente van “envenenando” nuestro organismo y deteriorando los órganos y su funcionamiento, hasta en muchos casos, degenerar en enfermedades muy graves o crónicas.
A parte de los consejos evidentes de evitar los tóxicos y los hábitos poco saludables, vamos a ir un poco más allá con unas pautas sencillas en la práctica:
Los productos depurativos con más razón deben ser de producción ecológica, ya que si contienen restos de pesticidas o productos químicos tóxicos no cumplirán su función y serán contraproducentes. Tampoco han de ser caros ni muy sofisticados, ya que en la naturaleza existen muchas plantas y productos sanos y depurativos para nuestro organismo que no necesitan de más aditivos.
¿Quién no ha oído hablar de la “dieta de la alcachofa”? En los últimos años la alcachofa ha sido la protagonista de numerosos tratamientos de adelgazamiento en sus múltiples formatos, y es que esta verdura sirve tanto para reducir el azúcar en sangre, como para preparar una exquisita cena...
Rica, barata e incluso bonita, la alcachofa (Cynara Scolymus) es una verdura que nos acompaña durante las estaciones frías sobre todo a lo largo del Mediterráneo, aunque en Francia se cultiva casi toda la producción mundial de alcachofa. En Navarra (España) la alcachofa ha obtenido la denominación de origen para su producción fresca o en conserva.
La alcachofa contiene pocas calorías, nada de grasa, es rica en vitamina B y contiene gran cantidad de potasio, además de fósforo, hierro y magnesio.
Tiene muy buenas propiedades digestivas, depurativas, diuréticas y es reguladora de las funciones hepáticas e intestinales.
Contiene cinarina, que es una sustancia que estimula la producción de bilis por parte del hígado,lo que significa que colabora con una buena digestión de los alimentos y evita problemas como gases o acidez. También disminuye el colesterol en sangre y los niveles de azúcar, por lo que es un alimento muy bueno para los diabéticos.
Previene la aparición de cálculos o “piedras” en los riñones y en la vesícula biliar y regula la función del intestino, favoreciendo el tránsito y evitando o aliviando problemas de diarrea o estreñimiento.
Facilita la eliminación de urea que es una sustancia de residuo que deriva del metabolismo de las proteínas con alto contenido en nitrógeno. La urea está presente en el hígado, la sangre, la linfa o en los intestinos. Este residuo metabólico, debe ser eliminada por medio de los riñones y una mala función de estos o del tránsito intestinal puede producir “intoxicación por urea”, por ácido úrico o lo que conocemos como gota y también puede producir hipertensión, obesidad, diabetes o problemas renales.
La alcachofa mantiene el organismo limpio de residuos y a la vez ayuda a que eliminar esos líquidos que hace que nuestro cuerpo se hinche en casos que conocemos como “retención de líquidos”. A la vez procurará la salud de los órganos que intervienen en la digestión, lo que producirá una mejor nutrición y mejor eliminación de lo que nos sobra y nos intoxica.
Existen muchas maneras de consumir alcachofas, ya que podemos hacerlo frescas, en ensaladas, guisos, simplemente hervidas o en conservas. Siempre es mejor consumir los alimentos “verdes” poco cocinados, por lo que recomendamos consumirlas frescas y ligeramente hervidas.
Para tratar alguna deficiencia en el organismo, como por ejemplo un mal funcionamiento de los riñones, de la vesícula o hígado, problemas intestinales, retención de líquidos o gota, es recomendable la tintura de alcachofa , mucho mejor de cultivo ecológico.
La piña es el fruto de una planta tropical procedente del sur de América, Ananas comosus, muy bonita y llamativa que crece a ras del suelo y da una flor central grande y roja de donde nace la piña. Existen más de 1.400 especies de piña, pero la que se consume habitualmente en casi todo el mundo es la Smooth Cayenne, cuyo máximo exportador es Filipinas. La piña, además de ser muy rica y dulce, es una de las frutas con mejores propiedades para nuestro organismo, de ahí su nombre indígena 'ananás', que significa 'fruta excelente'.
Tiene un aroma y un sabor inconfundibles y un alto contenido en agua , fibra, minerales y vitaminas. Una de sus mejores propiedades es la de facilitar la digestión, y se debe a su alto contenido en bromelina. Debemos destacar que la mayor concentración de esta enzima se encuentra en el tallo, en su parte central. La bromelina es una enzima exclusiva de las piñas cuya función es romper las proteínas para liberar sus aminoácidos y conseguir así una mejor asimilación por parte del organismo, es decir, una mejor digestión proteínica (carnes, legumbres, huevos, soja y algunos lácteos), y evita los problemas derivados de una digestión pesada como los gases, la acidez, hinchazón...
Esta enzima también tiene propiedades antiinflamatorias, por lo que se utiliza en farmacopea para tratar problemas originados por inflamaciones o edemas, por ejemplo se han obtenido muy buenos resultados en el tratamiento de la sinusitis.
Otra de sus propiedades y quizá la más conocida, es su propiedad depurativa o incluso 'adelgazante'. En realidad esta fama precede a la piña por varios factores: su alto contenido en fibra, por lo que efectivamente ayuda a la depuración, por su acción anitrombótica (de la bromelina), que ayuda a la fluidez de la sangre y en problemas de hipertensión (evitando coágulos, retenciones e inflamaciones), su alto contenido en potasio que ayuda a eliminar el exceso de agua del cuerpo y por su bajo contenido calórico y graso. Por otro lado, se tiene constancia de que la bromelina, junto con la vitamina C (de la piña) y la fibra, ayudan no solo a digerir las proteínas, sino también a digerir las grasas y a normalizar las fibras de colágeno desestructuradas en casos de celulitis y otras concentraciones adiposas.
También es un alimento esencial en la dieta de deportistas, por su gran cantidad de agua y su alta concentración de potasio.
La bromelina de la piña se utiliza de manera industrial, como aditivo para ablandar la carne que consumimos normalmente, por eso, de una forma más 'casera', en muchas zonas de China, Sudamérica o India es muy común cocinar con esta fruta elaborando guisos (de pato, cerdo, cordero...), que combinan perfectamente carne y piña y favorecen la digestión.
Es muy importante consumir la piña cuando está madurada en la planta, porque sino no tendrá ni la mitad de azúcares ni la mitad de propiedades, ya que alcanza todo su potencial en las últimas semanas de maduración, y si se recolecta antes de tiempo nunca perderá la acidez.
El sistema linfático está compuesto por amígdalas, timo, ganglios, vasos linfáticos, médula ósea y el bazo, aunque el hígado también forma parte de su funcionamiento. Está compuesto por una red de vasos linfáticos que fluyen paralelamente a los vasos sanguíneos para eliminar los productos de desecho de la sangre. Estos vasos linfáticos, transportan linfa, que es un plasma que contiene glóbulos blancos, en especial los llamados linfocitos (que fabrican anticuerpos) y grasas. La Linfa procede de los intestinos, “recoge” las sustancias de desecho resultantes de la actividad celular y entra en los vasos linfáticos para ser eliminada, por otro lado, acompaña al sistema circulatorio para nutrirlo y protegerlo de cuerpos extraños. La red linfática arrastra la linfa por sus conductos gracias a los movimientos musculares y la respiración (no necesita bombeo por un órgano como el sistema circulatorio que necesita el corazón).
El sistema linfático arrastra la linfa hasta los ganglios, y una vez allí los macrófagos (glóbulos blancos especiales), se encargan de eliminar los tejidos muertos, sustancias extrañas y bacterias, también son responsables de la producción de linfocitos. Después de la filtración, los ganglios devuelven la linfa “limpia” al torrente sanguíneo. Tienen el tamaño y forma de una alubia, pero pueden doblar su tamaño para responder ante una infección. Los ganglios están distribuidos a lo largo de todo el organismo, normalmente se pueden palpar los de la ingle, la axila, el cuello, detrás de las orejas y en la base del cráneo.
El bazo tiene la función de producir glóbulos blancos y glóbulos rojos y funciona como un almacén de monocitos, células inmunológicas que defienden al organismo siendo liberados al torrente sanguíneo en un número muy elevado, por ejemplo en el caso de una lesión grave. Contiene gran cantidad de sangre almacenada, así en caso de una hemorragia, puede liberar hasta 1/3 de su capacidad para reponer la sangre perdida.
El timo es un órgano que comienza a atrofiarse en la infancia, aunque sigue manteniendo actividad, se atrofia con el paso del tiempo y pierde eficacia. Su función es producir linfocitos T y “enseñarles” a reconocer las células del organismo para que no las ataquen los macrófagos. Los linfocitos (glóbulos blancos), como hemos dicho, fabrican anticuerpos que protegen el organismo ante cuerpos extraños o nocivos, los macrófagos son un tipo de anticuerpos. Los linfocitos T salen del timo hacia los ganglios, el bazo, las amígdalas y los intestinos (placas de Peyer).
Un sistema linfático sano, limpia la sangre, que nutre los órganos, haciendo que todas las funciones del organismo tengan un alto rendimiento. También protegerá al cuerpo de bacterias, infecciones, y reaccionará correctamente ante un corte, una hemorragia o alguna enfermedad. Por el contrario, si el sistema linfático está atrofiado, puede provocar retenciones en el sistema circulatorio, por acumulación de residuos, obstrucciones y por lo tanto la sangre que llegará a los órganos será escasa y de poca calidad, por lo que las funciones del organismo funcionarán peor, pudiendo afectar a cualquier tarea vital.
El lupus, alergias, diabetes, son enfermedades que son causadas porque los linfocitos no reconocen las células “buenas” del organismo, y las atacan y eliminan.
¿Quién no ha jugado con un “molinillo” en el campo de niño?. Esta planta tan abundante en nuestros campos tiene también muchas propiedades medicinales, ha sido utilizada desde hace cientos de años para curar afecciones del hígado y el bazo, tanto es así que se le atribuían poderes mágicos, por eso en la edad media existía un dicho: “si una persona se frota a si misma con un diente de león será bienvenido en todas partes y obtendrá lo que desee”.
Lo que hoy conocemos como una 'mala hierba', en realidad es una excelente planta medicinal. Su nombre es Diente de León (Taraxacum officinale) 'taraxacum' deriva de 2 palabras griegas: taraxos, que significa desorden y akos, que significa remedio, y es que en la Antigua Grecia, se utilizaba esta planta para curar todo tipo de desórdenes del organismo, ya que tiene excelentes cualidades depurativas y diuréticas.
También tiene una notable tradición gastronómica, ya que en Inglaterra se elaboraba una cerveza de diente de león y su raíz ha sido utilizado en diferentes tramos de la historia para hacer un sustituto de café ya que tiene un sabor muy parecido pero con mejores efectos para el organismo. El aceite de diente de león o la infusión de diente de león, se utiliza para blanquear y purificar la piel, ya que ayuda a eliminar las manchas producidas por el sol, el envejecimiento o los cambios hormonales. También para esta utilidad, se puede aplicar la hoja fresca de diente de león directamente en la piel o realizar un aceite de diente de león: se mezclan hojas de diente de león con aceite de ricino, se cuece y se deja reposar y enfriar. Posteriormente este aceite estará listo para aplicar sobre las manchas y lunares durante varios días.
Pero sobre todo, por su composición química activa (rica en taninos, resina, esteroles, amargos, vitaminas A y C) destaca su poder diurético y depurativo por lo que reduce la retención de líquidos y se recomienda su utilización en dietas de adelgazamiento para reducir peso, eliminar toxinas y depurar el organismo. Para este fin, se puede tomar tanto en infusión como sus hojas desecadas directamente en ensaladas.