Un pesticida es todo aquel compuesto químico que se utiliza para la eliminación de plagas animales o vegetales en todo tipo de cultivos pero especialmente en los cultivos agroalimentarios. Son herbicidas, insecticidas y fungicidas, entre otros.
Uno de los grandes problemas derivado del uso de los pesticidas es que altera en gran medida el ecosistema. Por un lado, los pesticidas no solo matan a las especies perjudiciales para ese cultivo en concreto, sino que mata muchas otras especies que simplemente habitan en ese espacio. También se genera un problema grave, ya que las especies mutan para sobrevivir a ese elemento químico, y esto da lugar a nuevas plagas más resistentes, que obligan a modificar los compuestos químicos de los pesticidas, prodiciéndose así una lucha real en contra de la naturaleza, y un sobreesfuerzo de la naturaleza para sobrevivir a esos ataques.
Por si esto no fuera poco, existe un problema aún más grave derivado de esto, y es que las multinacionales que controlan el mercado de semillas y pesticidas (monopolios), cuando generan pesticidas tan tóxicos y destructores que son retirados por Sanidad en Occidente, venden a bajo coste y envían toneladas de pesticidas tóxicos a países del sur del mundo y oriente, produciendo así alteraciones genéticas en alimentos, nuevas enfermedades e incluso muertes por envenenamiento en esos países. Gran parte de los alimentos cultivados en oriente y el sur del mundo, son consumidos en occidente, por lo que se crea una rueda que no tiene límites, y en esa rueda son muchos los perjudicados y beneficiadas un puñado de multinacionales que controlan el mercado.
Los principios activos de los pesticidas en muchos casos tardan en ser eliminados de forma natural más de diez años. Ademñas los residuos de los pesticidas son prácticamente incontrolables, ya que se mueven por el aire, por el agua, están presentes en los animales, en las plantas, en la tierra, en alimentos y derivados de alimentos, etc, etc… Si tenemos en cuenta que se utilizan pesticidas alegremente, no solo en la agricultura, sino en los jardines vecinales, en los parques, en los campos de golf… nos daremos cuenta de que estamos ante un problema grave que solo los consumidores pueden detener.
Se han realizado multitud de estudios acerca de los efectos nocivos de los pesticidas en los seres humanos, y se ha descubierto que tiene relación, en mayor o menor medida, con muchas enfermedades actuales, por ejemplo el Parkinson. El caso de esta enfermedad en relación con los pesticidas ha sido re-confirmado en un estudio publicado por Annals o Neurology realizado en Harvard, de hecho en Francia declararon el Parkinson como “la enfermedad del agricultor”. También se ha encontrado relación en casos de cáncer, alzheimer, alteraciones genéticas, problemas de fertilidad tanto en hombres como en mujeres, problemas de crecimiento en niños, envenenamientos por plomo… Experimentos con animales descubrieron que la exposición lenta y continua a los pesticidas es igual de tóxica que une exposición rápida y abundante. En California, Florida, y comunidades campesinas de todo los EEUU, han denunciado ante el presidente Obama recientemente, el gran problema que existe con los pesticidas en esas regiones por los graves problemas de salud que acaecían, por ello exigieron ante su presidente que tomase cartas en el asunto en este tema con carácter de urgencia.
Existen varios informes y estudios que promueven una alternativa al uso de los pesticidas. También existen patentes científicas que alteran genéticamente las semillas de los alimentos para que sean resistentes a las plagas (el tema de la alteración genética también es cuestionable) pero cualquier intento de “intrusión” en el campo de los pesticidas es inmediatamente eliminado o comprado por las grandes multinacionales.
La mejor manera de acabar con este problema es que los consumidores exijamos unas medidas ecológicas y saludables en los alimentos que compramos, una forma de asegurarnos es consumir alimentos de cultivo ecológico.
La normativa que controla la producción y de los cultivos ecológicos es la nº 834/2007, vigente desde el 1 de enero de 2009. Esta normativa sustituyó a la anterior 2092/91 de 2007. Es una normativa de la Unión Europea y afecta a la producción, distribución, control y etiquetado agrícola (vegetal o animal) ecológica. En Julio de 2007 entrará en vigor una nueva revisión que afectará al etiquetado de productos ecológicos, y entre otras cosas, estrenará nueva imagen, con el anagrama "eurohoja".
Esta normativa exige cumplimentar normas establecidas, sometiendo a los productos o rutinas de cultivo a inspecciones periódicas específicas para garantizar que se cumplen todos los requisitos.
Las etiquetas “Bio”, “Eco”, “Ecológico”, “Biológico” y “Orgánico” deben garantizar que el producto que estamos consumiendo cumple la normativa citada, ya que solo se otorgan estas etiquetas a alimentos procedentes de cultivos ecológicos. No obstante, muchas marcas que no cumplen la normativa utilizan estos términos, por eso debemos asegurarnos siempre de que los productos ecológicos que vamos a consumir lleven impreso el logotipo que así lo certifica.
Las normas de cultivo ecológico afectan al cultivo, producción, equiquetado entre otros aspectos y son aplicables a animales de granja, alimentos frescos y materias primas y derivados de ellos.
La normativa es muy extensa pero aquí exponemos algunos puntos que trata la normativa como muestra: