Cuando la función de la tiroides, que es la glándula encargada de secretar hormonas metabólicas, se ve reducida o anulada hablamos de hipotiroidismo. Este trastorno afecta cada vez a más personas, sobre todo mujeres, lo que causa muchos problemas de salud hasta que es diagnosticado. El diagnóstico del hipotiroidismo es sencillo cuando es evidente, pero el hipotiroidismo subclínico puede pasar desapercibido mucho tiempo, incluso años, lo que suele causar problemas de salud que no responden positivamente a sus tratamientos.
La tiroides es la encargada de regular nuestro ciclo vital, nivel de oxígeno, producción de preteínas, niveles de calcio, nivel energético y en síntesis de todas nuestras funciones metabólicas, por eso es muy importante comprender y proteger su salud.
Metabolismo lento o rápido, metabolismo basal, metabolismo que nos hace engordar, adelgazar, crecer, soñar o tiritar... Vamos a descubrir en qué consiste el metabolismo y por qué tiene relación con las dietas de adelgazamiento entre otras cosas.
El metabolismo es el conjunto de reacciones químicas vitales y complejas de nuestro organismo, mediante las que se consume o se genera energía. Son reacciones a nivel celular mediante las que se transforman los nutrientes obtenidos de los alimentos en el “combustible” necesario para que tengan lugar otras reacciones químicas.
La edad es un factor muy importante en el metabolismo, ya que disminuye a lo largo de la vida, es decir, un recién nacido consume el doble de energía que un anciano. El sistema endocrino es el encargado de segregar las hormonas que controlan las reacciones químicas del metabolismo, por eso una alteración en la secreciónde ciertas hormonas puede hacer que nuestro metabolismo no funcione correctamente (hiper/hipo-tiroidismo).
El ATP (Adenosín-trifosfato) es el nombre que se da a ese “combustible” o energía química necesaria para que tengan lugar todas las reacciones celulares de nuestro organismo, y el ATP se genera gracias a las calorías (1Kcal = 1000 calorías) que ingerimos de los alimentos.
Esta energía (ATP) es la base de nuestra vida, ya que hace posible que movamos nuestros músculos, que circule nuestra sangre y obtengamos calor, además de ser la responsable de la formación de nuevas células.
Las calorías que nuestro organismo no necesita consumir para generar ATP, se almacenan en forma de grasa corporal.
El metabolismo se divide en dos procesos incesantes:
Catabolismo: es la reacción química que tiene como finalidad degradar y descomponer los nutrientes (grasas, hidratos de carbono y proteínas) para obtener energía. Mediante la digestión se producen reacciones catabólicas gracias a las enzimas. Esta degradación produce sustancias de desecho que son eliminados gracias a nuestra piel, los riñones o los intestinos. El catabolismo produce ATP.
Anabolismo: es la reacción mediante la cual se forman nuevas células y moléculas complejas a partir de otras simples. Por ejemplo el anabolismo se encarga de crear proteínas o grasas útiles para nuestro organismo (a partir de grasas o proteínas obtenidas de los alimentos). Esta reacción consume ATP.
Es muy común relacionar el metabolismo con nuestra alimentación y con nuestro peso corporal, y es que en realidad tiene mucho que ver. Tal y como hemos explicado anteriormente, la “energía” (calorías) que no consumimos será almacenada por nuestro organismo, por lo que entonces es muy interesante conocer cuánta energía consume nuestro cuerpo para así saber cuánta “energía” necesitamos ingerir y esa es realmente la pregunta del millón...
Cada organismo consume una cantidad de energía para los mismos procesos, al igual que cada modelo de coche tiene un consumo diferente, por ejemplo y siguiendo con la metáfora, unos modelos de coche consumen 3 litros cada 100 kilómetros y otros consumen hasta 5 litros para los mismos 100 kilómetros. Este consumo energético en el organismo humano se valora mediante el metabolismo basal, que es la cantidad de energía consumida por una persona en estado de reposo, es decir, la energía mínima necesaria para que lata nuestro corazón, para realizar la digestión o mantener nuestra temperatura.
Cuando una persona en reposo, consume muy poca energía se dice que tiene un metabolismo (basal) lento, y será entonces una persona con más tendencia a engordar. Por el contrario, cuando el organismo de una persona en reposo consume mucha energía, se dice que tiene un metabolismo (basal) rápido, y suelen ser personas delgadas independientemente de su dieta.
Existe una fórmula basada en datos genéricos (no tiene en cuenta peculiaridades) que nos ayuda a calcular nuestro metabolismo basal:
Realizar deporte habitualmente influye considerablemente en el metabolismo, ya que si en estado de reposo un cuerpo consume por ejemplo 2000 kcal., realizando 1 hora de deporte, además de la actividad cotidiana, consumirá hasta 7000 kcal.
A pesar de la importancia de nuestro metabolismo basal, la culpa de los desórdenes en nuestro peso corporal suele ser producto de un desequilibrio entre la cantidad y calidad de alimento que ingerimos y la energía que gastamos. Según las cifras oficiales una persona de un país “desarrollado” gasta hasta 500 kcal menos al día que hace 50 años e ingiere aproximadamente 1000 kcal. más al día..., así que parece que se lo ponemos realmente difícil a nuestro metabolismo, ya que en general ingerimos mucha más cantidad de calorías de las que quemamos.
También debemos tener en cuenta que nuestro organismo tiende a adaptarse a las situaciones de crisis, por eso cuando realizamos una dieta severa, el cuerpo entiende que ha de ralentizar su gasto energético y almacenar más reservas en forma de grasa, y este es uno de los principales motivos por los que fracasan la gran mayoría de las dietas y se produce el 'efecto rebote'. Para evitar este efecto rebote o yo-yo, lo mejor es llevar una dieta sana y variada continua, como forma de vida. En caso de realizar una dieta puntual, es recomendable realizar algún exceso de vez en cuando; por ejemplo si de lunes a viernes cuidamos nuestra dieta baja en grasa y azúcar, el fin de semana es un buen momento para saltarse la dieta y darse algún que otro capricho.
Además, hay que tener en cuenta que la calidad de los alimentos de producción industrial no es la más adecuada. A parte de llevar una dieta rica en grasa animal y muy pobre en alimentos vegetales crudos (frutas y verduras), hoy en día se consume una gran cantidad de azúcar blanco refinado, presente casi en cualquier alimento procesado industrialmente, y no hay que olvidar que esta sustancia es en parte una de las responsables del problema de obesidad actual. Si prestas atención a los ingredientes de cada producto que compras en el supermercado observarás que incluso los que menos sospechas llevan azúcar, fructosa o edulcorantes artificiales, y los que no, llevan conservantes, antioxidantes, colorantes, además de residuos tóxicos procedentes de pesticidas y fertilizantes químicos. Aunque algunos de estos productos son inocuos, intervienen alterando los efectos de otras sustancias que si tienen valor nutricional.
Existen numerosos factores que afectan a nuestro peso corporal, entre ellos el metabolismo, la alimentación, los hábitos, la genética, el sexo, la edad, las horas de sueño, la salud de los órganos vitales y el sistema endocrino... y todos se deberían tener en cuenta a la hora de realizar una dieta de adelgazamiento. En general existen unos valores generales que debemos conocer para una buena nutrición, unos alimentos a evitar ya que son perjudiciales para la salud y el organismos y unas recomendaciones precisas de cómo combinar los alimentos para digerirlos mejor, pero no existen secretos o soluciones rápidas aplicables a todas las personas por igual.
El sentido común, un organismo fuerte y sano, una dieta vegetal libre de grasa en exceso, azúcar refinada, sal y alcohol y una vida activa son los principales ingredientes para mantener un peso corporal saludable.