21 de November de 2024 Última actualización 8 de Dec, 2022 - 07:54

El motivo por el que escribo este artículo, es para poner de manifiesto una situación a la que poca gente presta la atención que se merece realmente: La interacción entre niñ@s y perros desconocidos, que coinciden a diario en parques y jardines. Seamos realistas. La inmensa mayoría de los perros que vemos por la calle, no están educados ni controlados, y los propietarios no creen que eso sea una prioridad. Y lo que es peor, que siendo conscientes de que sus perros no les hacen el más mínimo caso, los llevan sueltos sin preocuparse por lo que pueda ocurrir. Y por otra parte, la mayoría de los niñ@s no saben comportarse correctamente cuando quieren interactuar con un perro desconocido (muchas veces ni con sus propios perros). De la parte correspondiente a los propietarios de los perros, hablaré en un próximo artículo. Este, quiero enfocarlo a la parte que corresponde a los niñ@s.

Para muchos perros que no están acostumbrados, los niñ@s suponen un elemento muy perturbador. Sus movimientos bruscos y explosivos, su espontaneidad e imprevisibilidad, su tono de voz, sus ganas de experimentar, etc, hace que muchos perros reaccionen con miedo o inseguridad ante esos estímulos. Esto, unido a que muchos padres/madres de esos niñ@s no ven el riesgo de permitir a sus hij@s esos acercamientos inadecuados a los perros, provoca numerosos accidentes cada año en los que niñ@s y perros son los protagonistas. Yo mismo he tenido algunas experiencias en ese sentido y he tenido que parar a distancia en varias ocasiones de un grito, a grupos de 5 o 6 niñ@s que se acercaban corriendo hacia mí y hacia mi perra, mientras gritaban: “¡¿Muerde?! ¡¿Se puede tocar?! ¡¿Es un lobo?!”. Mi perra está acostumbrada a tratar con niñ@s. No en vano me acompaña a las charlas que impartimos desde la Asociación sobre este tema en Colegios, empresas dedicadas a la infancia, empresas dedicadas a las mascotas, etc. Y además, tengo un hijo de 4 años, al que adora. Pero que yo sepa que mi perra no va a hacer nada a ese grupo de niñ@s que se acerca corriendo y gritando hacia nosotros, no quiere decir que lo deba permitir.
Un perro que no esté acostumbrado a estas situaciones, podrá interpretarlas como una seria amenaza para su integridad. Y ante la imposibilidad de huir, por encontrarse sujeto por la correa, algunos perros pueden reaccionar agresivamente como método de defensa. Algo así como “antes de que me hagan daño a mí, se lo hago yo a ellos”. Para nuestra Asociación es fundamental explicarle a los niñ@s la importancia de saber acercarse correctamente a los perros, la importancia de conocer su lenguaje corporal para identificar su estado de ánimo, la importancia de no intimidarles, en definitiva, de RESPETAR al perro. Más aún cuando el perro al que quieren acercarse, es desconocido.

A mí, lo que me deja aún más preocupado, es la indiferencia de muchos padres/madres al ver cómo actúan sus hij@s y no ser conscientes del riesgo que ello supone. Además, desgraciadamente, muchos niñ@s tampoco saben relacionarse correctamente con sus propios perros, y sus padres/madres no lo consideran una prioridad. Cuando ocurre esto, invariablemente se producirá un accidente. Hay pocas cosas tan bonitas como la amistad entre un niñ@ y un perro, pero esta amistad debe estar forjada desde el respeto mutuo. Tanto el perro debe aprender a relacionarse con el niñ@, como el niñ@ debe aprender a relacionarse con el perro. Y esto debería ser una responsabilidad y prioridad absoluta de los progenitores del niñ@ y a la vez propietarios del perro. Desde nuestra Asociación nos esforzamos enormemente en intentar educar a los niñ@s en ese respeto y en esas pautas que harán más seguras las interacciones con los perros de su entorno. Por norma general, soy muy contrario a que la gente vaya tocando perros que no son suyos. Más que nada, porque la gente que lo hace no suele distinguir entre perros amigables, perros reservados, perros de servicio, cachorros, adultos, etc. Ven un perro y parece que tienen un imán en la mano, que les hace invariablemente estirarla y tocar todo perro que se cruza por su camino. Esto, al menos para mí, no es una muestra de “amor incondicional hacia los perros”. Es una imprudencia y sobre todo, una falta de respeto. Con esto no quiero decir que no me gusta que se me acerque gente a preguntar por mi perra. Al contrario, eso me encanta. Pero soy yo el que después de tomar contacto con la persona, decido si puede acariciarla o no.

No obstante, hago excepciones con los niñ@s, siempre y cuando se dejen aconsejar sobre cómo acercarse a los perros. Lo veo como una oportunidad para enseñarles cómo acercarse a un perro, cómo no acercarse, qué cosas se pueden y qué cosas no se pueden hacer y por qué y la importancia de respetar a todos los perros. No me gusta que los niñ@s tengan miedo a los perros, pero menos aún me gusta que no les respeten. Al menos, un niñ@ con miedo a los perros no forzará situaciones de riesgo, porque intentará evitarlo a toda costa. Un niñ@ sin miedo a los perros, pero sin respeto tampoco, será un candidato a llevarse un buen mordisco. Las pautas a seguir son muy sencillas, pero hay que tenerlas en cuenta siempre. Y esto, en los niñ@s, suele ser complicado de “fijar”. Muchas veces, se les olvida a los 5 minutos. En este artículo, enumeraré algunas pautas y consejos.

Qué NO SE PUEDE hacer:

  • No acercarse corriendo hacia ningún perro
  • No acercarse en grupo hacia ningún perro ni rodearlo
  • No acercarse gritando hacia ningún perro
  • No acercarse frontalmente y mirando a los ojos a ningún perro
  • No acercarse por detrás de manera sorpresiva a ningún perro
  • No acercarse escondiéndose tras árboles, farolas, adultos, etc., esperando a que el perro no esté mirando, para acercarse un poco más.
  • No intentar tocar al perro cuando está mirando a otro lado y retirar la mano rápidamente si este gira la cabeza.
  • No agacharse y poner la cara a la altura de la cabeza del perro
  • No tocar las patas, la cola ni la boca del perro
  • No sujetar la cabeza del perro ni abrazarle ni intentar darle un beso
  • No forzar la situación si el perro da muestras de no querer interactuar

Qué SI SE PUEDE hacer:

  • Acercarse tranquilamente, sin correr ni gritar, AL DUEÑO DEL PERRO
  • Ser educados con el dueño del perro, saludarle, preguntarle por el nombre del perro, su edad, si es de alguna raza, etc. Y, finalmente, preguntarle si se le puede acariciar
  • Si la respuesta es NO, no hay que insistir ni enfadarse. El dueño del perro es el que le conoce y sabe por qué no permite que le toquen. Puede ser porque es un perro inseguro, que no esté acostumbrado a los niñ@s, que esté convaleciente de alguna enfermedad, que al dueño no le guste que acaricien a su perro, o cualquier otra cosa. Agradecer al dueño su atención y alejarse tranquilamente, sin gritar ni correr.
  • Si la respuesta es SI, no hay que lanzar la mano directamente a tocar al perro. Debemos acercarnos con tranquilidad, respetando el espacio del perro. Que sea él el que muestre interés amistoso en acercarse. Si no es así mejor dejarle tranquilo aunque el dueño haya dado permiso para acariciarlo. (Llegados a este punto, lo más adecuado es conocer el lenguaje corporal de los perros, para ser capaces de interpretar su estado de ánimo y minimizar aún más los riesgos. Pero esto lo dejaré para un futuro artículo).
  • Si el perro es amigable, acariciarle un poco desde la cruz hacia la espalda. Con un par de caricias es suficiente. No hay que ser pesados, porque aunque el perro sea amistoso, también puede llegar a cansarse
  • Agradecer al dueño del perro su amabilidad y marcharse de allí sin correr ni gritar.

Son consejos y pautas sencillas. No son leyes fundamentales que, aún siendo correctamente aplicadas, nos permitirán interactuar con todos los perros del mundo. Pero sí un punto de partida para que los niñ@s aprendan a RESPETAR a los perros de su entorno y a relacionarse correctamente con ellos.

Quiero hacer una mención muy especial a los Perros de Servicio, los cuales no son mascotas que van de paseo. Son perros de trabajo del cual dependen en gran medida sus guías. Ningún Perro de Servicio (guía para ciegos, alerta médica, asistencia, etc.) debe ser molestado o interrumpido en el desarrollo de sus funciones. Muchos de ellos incluso llevan en sus arneses una señal, que indica claramente que no se acerque nadie a tocarlo porque es un Perro de Servicio. Y aún así, ha habido gente que ha hecho caso omiso de la señal y se ha acercado a tocar al perro, provocando que este se desconcentre y deje de lado su cometido. Incluso se han dado casos de Perros de Alerta Médica que, al haberse acercado gente a tocarlos sin hacer caso a la señal de su arnés, se han desconcentrado de su labor y no han podido prevenir a su guía de la inminente crisis (epiléptica, diabética, etc.) que iban a sufrir, provocando una situación de enorme riesgo. Repito, LOS PERROS DE SERVICIO NO SON SIMPLES MASCOTAS. También hablaré de ellos detenidamente en un próximo artículo.

Tener perro nos cambia la vida, esto es un hecho. Pero hay que ser conscientes de las nuevas responsabilidades y obligaciones que debemos asumir, si es que realmente queremos tener perro.

Cada vez es más común que los niños sufran todo tipo de trastornos autoinmunes desde sus primeros meses de vida, tanto es así que damos por sentado que nuestros hijos van a sufrir dermatitis, problemas respiratorios, intolerancias alimenticias, diabetes, alergias y otra tanta colección de problemas que nada tienen que ver con la infancia “natural” sino más bien con los hábitos equivocados de nuestra sociedad y sus múltiples contaminantes alimentarios y ambientales.

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