20 de April de 2024 Última actualización 8 de Dec, 2022 - 07:54

La Onagra

La Onagra (Oenothera biennis), prímula o hierba de asno es una planta muy aromática, de flores amarillas que permanecen cerradas hasta que se pone el sol. Es una planta muy utilizada hoy por hoy por sus propiedades beneficiosas para los problemas menstruales y la salud de la piel.

Es una planta procedente del norte de América, donde se utilizaba tradicionalmente como talismán para la cacería, así como para evitar las mordeduras de las serpientes, para lo que frotaban sus botas y ropas con flores de onagra.

Llegó a Italia en el siglo XVII donde se extendió por toda Europa como ingrediente culinario, ya que se utilizaban sus flores y semillas en todo tipo de ensaladas, guisos de verduras o para aderezar vinos. Posteriormente, ya en el siglo XX, se estudiaron en profundidad las propiedades medicinales de esta planta, y en concreto, se estudió uno de sus aceites esenciales, el Ácido Gamma-linoléico (AGL o GLA), que se encuentra en las semillas de la onagra.

Este ácido es del tipo Omega 6 y se encuentra en el aceite de borraja, la grosella negra y en las semillas de Onagra. Como este aceite esencial no se encuentra en nuestra dieta habitual, se consume como “complemento alimenticio”, normalmente en perlas que contienen el aceite puro, y generalmente de Onagra, ya que además de ácido gamma-linoleico, contiene otros aceites esenciales (entre ellos el ácido linoléico y oléico, presentes también en el aceite de oliva) beneficiosos para la salud y sin contraindicaciones o toxicidad.

El Ácido Gamma-linoléico actúa elevando los niveles de prostaglandina del organismo. La prostaglandina actúa como antiinflamatorio y ayuda a mejorar la circulación sanguínea y linfática, también disminuye la secreción de ácidos gástricos e interviene en la contracción de la musculatura del útero de la mujer y son liberadas en pequeñas cantidades durante la menstruación, el AGL también ayuda en el buen funcionamiento del hígado y los riñones en su labor depurativa.

Por las propiedades des sus aceites esenciales y componentes, se puede afirmar que el Aceite de Onagra tiene propiedades beneficiosas para el síndrome premenstrual, para la infertilidad (producida por problemas en trompas de falopio) y quistes ováricos, para la endometriosis, y para aliviar los síntomas de la menopausia.

También se recomienda para la artritis, problemas inflamatorios o derivados de una deficiente circulación sanguínea (problemas de varices, hemorroides, elevado colesterol...); también tiene excelentes propiedades hidratantes y nutritivas para la piel y las mucosas, por lo que su consumo, mejora la elasticidad y el aspecto de la piel, evitando su envejecimiento, las rojeces, las manchas, eccemas, etc... en general, evita la oxidación de los tejidos y por lo tanto el envejecimiento de los tejidos.

En definitiva, son muchas las propiedades del aceite de onagra y muchos los estudios que avalan su eficacia en múltiples tratamientos relacionados con los problemas menstruales, la calidad de la piel y los tejidos, la circulación sanguínea, e incluso en relación con la mejora del sistema inmunológico para prevenir las enfermedades autoinmunes.

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Hoy en día nacer ha dejado de ser algo natural. En las sociedades actuales a los adultos se nos hace creer que dar a luz es difícil, complicado, muy doloroso e incluso peligroso; nadie duda que en ocasiones lo es pero tal vez estemos olvidando la naturalidad del acto y la importancia que tiene que la madre sea un sujeto activo en el momento en que su hijo ve por primera vez la luz.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) alerta del excesivo número de cesáreas que se practican en los países desarrollados, olvidando que es una intervención quirúrgica no exenta de complicaciones y que hay que dar prioridad a los partos vaginales. Además en el informe sobre Los cuidados en el parto normal de 1999 recomienda el uso del agua en el parto entre los métodos no invasivos para aliviar el dolor.

El parto acuático o parto en el agua se considera una técnica moderna, pero existen muchas culturas que lo han usado en momentos difíciles de la parturienta, como las poblaciones pigmeas del Congo o tribus de la Amazonia peruana. El primer parto acuático de la modernidad data en 1803 en Francia.

El médico Michel Odent fue uno de los primeros en proponerlo, ofrecía una tina con agua caliente a la parturienta, de este modo Odent le proporcionaba a la mujer que daba a luz su propio modo de hacerlo, dejándola que se guiase por sus instintos.

El procedimiento normal es que la embarazada se sumerja en una tina de agua caliente que oscila entre los 34 y 37 grados. El agua caliente alivia el dolor, calma y relaja a la futura madre, ayudando a ablandar los tejidos perineales. Facilita que la madre se deje llevar y que el parto siga su curso, haciendo que pueda sentir los instintos naturales que la guiarán durante todo el proceso. El momento en el que la madre debe introducirse en el agua suele ser cuando ha dilatado 5 centímetros aunque siempre hay que valorar cada situación en concreto.

Los beneficios del parto en el agua para la madre son obvios, parece que el más importante es tener menos dolor en un parto natural sin tener que recurrir a fármacos pero ¿cuáles son los beneficios para el bebé?. Elegir un parto natural en el agua debe tener una base orientada hacia el bienestar del bebé. Nacer en el agua es un proceso menos traumático debido a que antes de nacer, durante sus primeros nueve meses de vida, el bebé vive en un mundo acuático, sumergido en el líquido amniótico y así el paso de una vida acuática a una vida terrestre y seca no es brusco ni violento, si no que es un proceso progresivo. Existe una continuidad entre el agua de la madre y el agua en el que se ha inmerso, como si nunca hubiese salido de ella.

Tienen pulmones pero aún no los usan porque adquieren el oxígeno que necesitan a través del cordón umbilical, comenzarán a funcionar por vía refleja cuando se corte el cordón, por ello no nos tiene que preocupar que el bebé pueda ahogarse cuando esté sumergido en el agua. Además los bebes durante sus primeros meses de vida poseen lo que se denomina “reflejo de inmersión” que les impide tragar cualquier sustancia mientras la cabeza no sale del agua.

Existe una investigación que se llevó a cabo con una población muestra de niños de 4 a 10 años nacidos en el agua de la que se concluyó que estos niños son mas extrovertidos, comunicativos y optimistas en un 70% más que los niños nacidos en partos convencionales. Para los médicos la explicación se basa en que el primer empuje en el momento del nacimiento no fue el de la gravedad, que es violento y hacia abajo, sino el del agua, que es envolvente y hacia arriba.

Según Barbara Harper fundadora del Servicio Internacional de Parto en Agua “El parto en agua forma parte más de una filosofía de no intervencionismo que de una forma de dar a luz. El parto en agua combina la psicología, la filosofía, la tecnología, las humanidades y la ciencia.

Si deseas llevar tu parto mediante este método debes cerciorarte de que es posible para tu caso, para ello tu ginecóloga y matrona valorarán que su embarazo es normal, que no padeces infecciones, hipertensión u otras enfermedades que podrían suponer un riesgo para ti o tu bebé.

Actualmente no está disponible ni al alcance de todos ya que no está respaldada por la Sanidad Pública excepto en La Coruña, Pontevedra, Valencia y Málaga en cuyos centros ofrecen bañeras especiales para la realización de partos con este método.

Desde la pubertad, el cuerpo de la mujer se prepara periódicamente para albergar su óvulo fecundado y procurar un buen embarazo. Esta preparación se repite cíclicamente cada 28 días (aprox.) sin cesar desde la pubertad hasta la menopausia, aproximadamente 500 veces a lo largo de nuestra vida.
Cuando la mujer aún no ha nacido y se encuentra en el útero materno, tiene aproximadamente 7 millones de óvulos ya generados y se van perdiendo hasta que en la pubertad solo quedan 400.000 óvulos aproximadamente.

El ciclo menstrual comienza el primer día de sangrado y termina antes del siguiente sangrado. Durante este tiempo, como decíamos, el cuerpo se prepara para un embarazo, el útero se recubre y ensancha su endometrio gracias a que aumentan los niveles de estrógeno, y el óvulo empieza a madurar en uno de los ovarios. Después de 14 días de maduración, el óvulo sale del ovario y viaja por las trompas, y si no es fecundado, se desechará junto con los recubrimientos uterinos mediante la menstruación.

Este ciclo completo suele durar 28 días y entre 3 ó 5 días de sangrado, aunque cada mujer tiene su propio calendario menstrual, ya que no todos los cuerpos son iguales, ni las hormonas de todas las mujeres funcionan de igual manera.

Vamos a explicar cada fase del ciclo menstrual y la ovulación:

  • 1º-. Fase Folicular:
    Durante este periodo del ciclo se genera el folículo en el ovario, hasta que alcance unos 22 mm, entonces se romperá y liberará un óvulo. Para este proceso interviene la hormona foliculoestimulante (FSH), que es generada por la glándula pituitaria (o hipófisis) en el cerebro, y la hormonal Prolactina, que es responsable también de la maduración de los folículos. Durante estos días, los niveles de estrógeno aumentan y hacen que el útero y el cuerpo en general se preparen para la fecundación y el posible embarazo. Esta fase dura aproximadamente 14 días.

  • 2º-. Ovulación:
    Después de la fase folicular, cuando el folículo libera el óvulo, se considera que está dándose lugar la ovulación, que dura entre 1 o 2 días. En estas horas, se segrega gran cantidad de moco cervical, de mayor densidad que el resto del ciclo, para ayudar a los espermatozoides a llegar al óvulo, que ya empezó su viaje por las trompas de Falopio. Estas horas se corresponden con las horas más fértiles de todo el ciclo.

    Durante la ovulación se suele generar 1 sólo óvulo, y no se sabe qué ovario lo producirá hasta unos 5 días antes de la ovulación (y mediante ecografía).

  • 3º.- Fase Luteal:
    Esta fase comienza después de la ovulación, cuando el antiguo folículo, en el ovario, se convierte ahora en un tejido amarillento y comienza a segregar progesterona, gracias a otra hormona luteinizante (LH), para continuar con la preparación del cuerpo para el embarazo. Esta fase se llama también, fase del cuerpo amarillo, precisamente por la aparición de este tejido amarillento en el ovario. Si durante esta fase, que dura aproximadamente otros 12 o 14 días, no tiene lugar la fecundación, el óvulo se desintegrará y el cuerpo eliminará los 'preparativos' para el posible embarazo, es decir, la sangre 'adicional' y los tejidos protectores que recubrían el útero, dando lugar a una pequeña hemorragia, que es la menstruación. El primer día de la hemorragia ya empezó de nuevo el ciclo y nuevos folículos están preparándose para hacer nacer un óvulo.

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